Por Gideon Long
Los venezolanos tendrán la oportunidad de votar el 30 de julio por los candidatos que ocuparán los escaños en la controvertida nueva asamblea del presidente Nicolás Maduro. Este órgano se encargará de reescribir la constitución, lo cual ya ha sido rechazado por los opositores del gobierno como una farsa.
"El 30 de julio habrá elecciones nacionales, generales, directas, secretas y universales para la asamblea nacional constituyente", confirmó el Sr. Maduro en su discurso semanal de televisión el domingo. "Hago un llamado a todos para que se preparen".
El Sr. Maduro causó indignación cuando anunció por primera vez la asamblea a comienzos de mayo. Las personas, que ya habían estado en la calle durante un mes pidiendo elecciones libres y la liberación de los presos políticos, respondieron al anuncio con renovado vigor.
Las protestas han continuado desde entonces. Alrededor de 60 personas han sido asesinadas, en su mayoría activistas de la oposición, y ha habido miles de heridos. Cientos de personas han sido encarceladas
Los oponentes del Sr. Maduro dicen que su plan es un flagrante intento de “usurpación del poder”. La nueva asamblea tendría un mandato para reescribir la constitución de Venezuela de 1999 y podría, en teoría, cimentar el control del presidente sobre el poder.
El Sr. Maduro aún no ha explicado por qué la constitución necesita modificarse. Fue escrita bajo los auspicios de su mentor y ex líder, Hugo Chávez, y durante casi dos décadas, el gobierno socialista la ha alabado como un ejemplo para el resto del continente.
La semana pasada, el Sr. Maduro dijo que cualquier texto nuevo que surja de la asamblea será sometido a un referéndum nacional. Ominosamente, dijo también el papel de la asamblea sería "transformar el estado".
La medida del presidente pone a la oposición en una posición complicada: ¿boicotean la votación del 30 de julio como una farsa y se arriesgan a darle al Sr. Maduro y sus seguidores carta blanca para reescribir la constitución, o participan y tratan de derrotarlo?
Los líderes clave de la oposición todavía tienen que declarar públicamente lo que van a hacer.
Dos tercios de los 545 delegados de la asamblea serán elegidos localmente, aunque el sistema de votación da más peso a las zonas rurales, donde es probable que al gobierno le vaya relativamente bien.
"El sistema territorial está fuertemente sesgado a favor del gobierno, pues conduce a una importante sobrerrepresentación de los electores en distritos de baja densidad, donde el gobierno tiende a obtener una mayor proporción de los votos", dijo Francisco Rodríguez, economista principal de Turin Capital en Nueva York, en una nota de investigación la semana pasada.
El tercio restante de los delegados será elegido por grupos específicos, incluidos los trabajadores, los estudiantes, los jubilados, los indígenas y los discapacitados.
Debido a que el Sr. Maduro es profundamente impopular, a que la economía venezolana está en ruinas y a que la inflación es de tres dígitos, algunos analistas afirman que los opositores del presidente — incluso con el sistema de votación en su contra — podrían ganar la votación del 30 de julio si deciden participar.
Pero es una estrategia de alto riesgo. Si participan y pierden, corren el riesgo de legitimar el régimen de Maduro.
©The Financial Times Ltd, 2014. Todos los derechos reservados. Este contenido no debe ser copiado, redistribuido o modificado de manera alguna.
Tu opinión enriquece este artículo: