Desde el mercado de capitales, César Paredes, presidente de Cadiem Administradora de Fondos, destacó que uno de los aspectos más relevantes fue el volumen de emisiones en el mercado primario, que superó los US$ 1.000 millones entre enero y noviembre, marcando un antes y un después para el sector.
“Superar la barrera de los US$ 1.000 millones fue extraordinario. El desafío ahora es sostener ese nuevo estándar y, si las condiciones acompañan, incluso superarlo”, señaló. En su visión, el foco para 2026 debe estar puesto en el crecimiento del mercado primario, incentivando la llegada de más empresas y proyectos a la bolsa, lo que permitiría fortalecer la inversión productiva y acompañar un crecimiento del PIB cercano al 5% en los sectores primarios.
“El gran desafío no es solo crecer, sino mantenernos varios años en estos niveles. Recién ahí podremos hablar de una expansión más sólida”, afirmó Paredes, quien proyecta un año de alto volumen y con condiciones para volver a marcar récords.
En la misma línea de optimismo moderado se expresó el sistema bancario. Para Liz Cramer, presidenta ejecutiva de la Asociación de Bancos del Paraguay (Asoban), el 2026 se presenta como un año de continuidad positiva, aunque condicionado por factores externos como el clima, la coyuntura regional y el contexto global. “No estamos aislados del mundo, pero dentro de lo que está bajo control de la política pública y del sector financiero, creemos que será un buen año”, sostuvo.
Desde el rol gremial, Asoban se prepara para profundizar el fortalecimiento del sistema financiero a través de capacitación, incorporación de estándares internacionales, inversión tecnológica y una agenda cada vez más marcada por los criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ASG). A ello se suma la interconexión de la bolsa con mercados internacionales, que abre nuevas oportunidades de financiamiento y posicionamiento del país.
“La economía paraguaya se está diversificando y el sistema financiero debe acompañar ese proceso con mayor sofisticación, tecnología y, sobre todo, ciberseguridad, que es la base de la confianza”, subrayó Cramer.
Desde el sector industrial, Enrique Duarte, presidente de la Unión Industrial Paraguaya (UIP), planteó que el 2026 debe ser un punto de inflexión para avanzar hacia una política industrial de Estado. Los ejes, explicó, están en cerrar brechas estructurales, fortalecer la institucionalidad proinversión y consolidar un modelo de industrialización basado en innovación, energía competitiva y capital humano calificado.
“Esto implica impulsar programas que fortalezcan las capacidades laborales, promover la educación técnica y tecnológica, y articular al sector productivo con el sistema educativo para responder a las demandas de la industria moderna”, afirmó Duarte. Para ello, considera clave avanzar en financiamiento industrial de largo plazo, simplificación normativa, nuevas fuentes de generación energética y marcos que posicionen a Paraguay como un polo industrial regional.
Así, de cara al 2026, el mensaje del empresariado converge en un punto común: el país cuenta con condiciones favorables y señales alentadoras, pero el verdadero reto será transformar el crecimiento coyuntural en desarrollo sostenible. La consolidación de estándares, la inversión en capital humano, la diversificación productiva y la integración al mundo aparecen como los pilares de una agenda que marcará el pulso del próximo año.