Hoy compite en la categoría más alta del circuito nacional: la 1ra Profesional. “Empecé en torneos locales de categorías bajas, como 5ta o 6ta, donde se aprende lo básico. A medida que vas ganando experiencia y resultados, vas subiendo de categoría”, explicó. En Paraguay, las divisiones van desde la 7ma (iniciantes) hasta la 1ra Profesional, que agrupa a los atletas con mayor nivel técnico, táctico y físico. Héctor participa de torneos casi todos los meses, en eventos locales, nacionales e incluso internacionales.
El circuito paraguayo de pádel creció en forma sostenida en los últimos años, tanto en infraestructura como en nivel competitivo. “Hoy hay torneos en todo el país, con clubes organizando fechas periódicas, streaming en vivo, sponsors y un público cada vez más entusiasta”, resaltó Vergara. Asunción, Encarnación, Ciudad del Este, Caacupé y Misiones son algunas de las ciudades con mayor movimiento. Entre los torneos destacados, menciona la Paraguay Pro Cup, considerada la competencia más importante del país.
Pese a ese dinamismo, aún queda camino por recorrer en la profesionalización del deporte. “En Paraguay todavía son pocos los que pueden vivir del pádel. Hoy apenas dos o tres jugadores lo toman como un trabajo a tiempo completo”, comentó. La inversión para competir a nivel profesional es alta: entrenamiento técnico y físico personalizado, coaching táctico, viajes, inscripción, alojamiento y equipamiento.
La reciente reestructuración de la Federación Paraguaya de Pádel (Feparpa) genera esperanzas. “La nueva directiva está trabajando bien. Hay mejor organización, más torneos y un acompañamiento real a los talentos emergentes. Programas como el de la Academia de Pádel de Diego González son clave para formar a la nueva generación”, destacó. A su vez, insiste en que Paraguay ya está dando señales de su potencial internacional, citando como ejemplo el campeonato mundial juvenil obtenido en 2021.
Vergara también hace un llamado a los medios y marcas. “Nos falta visibilidad en canales tradicionales. Mucho se mueve por redes o a pulmón. Si queremos dar el salto, necesitamos más cobertura, apoyo del sector privado y también del Estado”, sostuvo. Para él, el pádel paraguayo está listo para escalar, y la base ya está: una comunidad apasionada, infraestructura en expansión y jugadores comprometidos.
Además de su vida deportiva, Héctor es emprendedor. Tiene bares en el centro de Asunción, lo cual representa un doble desafío. “Conciliar la vida deportiva con los negocios es muy difícil. Requiere planificación, resiliencia y mucha disciplina. A veces hay que sacrificar horas de descanso, pero si uno tiene claro sus objetivos, se puede lograr”, confesó.
Finalmente, más allá de los trofeos o rankings, Héctor ve al pádel como una herramienta transformadora. “Mejorás físicamente, desarrollás inteligencia emocional, aprendés a decidir bajo presión. Es un deporte integrador, social, familiar. Invito a todos, niños, jóvenes y adultos, a acercarse. Hoy hay más oportunidades que nunca, y una comunidad dispuesta a crecer con cada nuevo jugador”.