Dumot dijo que la suba en la cotización del dólar tiene incidencia en el sector, ya que casi todas las compras se realizan en moneda norteamericana. “Al registrarse un aumento en los costos, de casi un 10% (en el primer semestre), normalmente se tiende a subir los precios para el consumidor final”, indicó.
Pero como el consumo no regresó a sus cifras habituales en la mayoría de los rubros y el poder adquisitivo no está plenamente recuperado, las empresas importadoras están absorbiendo estos sobrecostos. “Aunque esta acción no es sostenible a largo plazo porque al ser menos rentable, también se presentan múltiples dificultades en la parte administrativa y de recursos humanos, en dichas empresas”, reveló.
"Aparte de esta situación generada por la cotización, también estamos viviendo los inconvenientes causados por el ingreso de productos de contrabando de Argentina, a pesar del cierre de las fronteras y los controles exhaustivos. Han encontrado huecos por los cuales ingresar los productos y encima tienen (en Argentina) una cotización paralela del dólar, que favorece al momento de comprar las mercaderías. Entonces, si subís el precio de tu producto, la diferencia con los precios del contrabando se agranda", señaló.
Dumot resaltó que, en un análisis general, se redujo entre 10% a 20% el consumo de productos en las distintas categorías, durante el primer semestre. No obstante, el semestre tuvo distintos picos, de enero a junio.
"El semestre lo debemos mirar en tres partes, en enero y febrero tuvimos cifras buenas, similares a las generadas en 2019, después en marzo y abril pasamos el momento más difícil con la cuarentena absoluta, allí las empresas han tenido caídas de entre el 30% al 50% en sus ventas. Posteriormente, con el avance de las fases, entre mayo y junio, empezamos a ver una recuperación gradual en el consumo, e incluso algunas empresas lograron igualar sus niveles de ventas, o ubicarse prácticamente al mismo nivel de sus valores promedios”, sostuvo.
Para apostar a la recuperación económica, “indefectiblemente se tiene que seguir avanzando en las fases de la cuarentena, se deben agilizar los procesos de las inversiones públicas (especialmente en las obras públicas) y resolver la problemática del acceso efectivo a los créditos, brindando las garantías necesarias a las entidades financieras, a través del Fogapy u otros productos”, expresó.
Preferencia
Sobre la Ley de Preferencia dijo que entienden que, en una situación como esta, se trate de establecer cierta preferencia por las compras de la industria nacional, pero que esto debe ir acompañado por una generación de mano de obra que justifique ese monto superior que se abonará en cada licitación.
"Nuestra postura es que no es correcto establecer un criterio único y definitivo, y mucho menos que se amplíe el margen de preferencia del 20% al 40%. Para empezar a debatir, los productos importados pagan 20% de arancel aduanero si vienen de afuera del Mercosur. Además, también se debe mejorar la competitividad de los productos nacionales, en un mundo que se encuentra cada vez más competitivo, por eso, una protección del 40% es sumamente exagerada y genérica, a nuestro entender", manifestó.
Como ejemplo, Dumot, expuso que el Instituto de Previsión Social está comprando un 75% de sus medicamentos de la industria nacional, y que bajo estas condiciones se podría alcanzar un 100% de compras, cerrando completamente las puertas para las importadoras que se dedican al rubro.
Por último, admitió que no le parece sensato que se pueda pagar hasta un 40% más, por productos que se pueden adquirir a un precio más bajo y que reúne los mismos requisitos. "Es cuestión de promover la libre competencia y analizar los beneficios que se brindan en cada caso", concluyó.