“La actual crisis del petróleo no es como las anteriores, y los consumidores tendrán que soportar la peor parte, incluso mientras lidian con el aumento de la inflación. Creo que este es un primer shock energético mundial, no es lo mismo que la crisis de los años 70”, dijo Wilkinson.
Al respecto, el experto en energía Victorio Oxilia señaló que no está de acuerdo con Wilkinson en que esta crisis sea muy diferente a las que ocurrieron en la década del 70, cuando hubo dos shocks en el precio del petróleo.
“Esas crisis tuvieron que ver con disputas geopolíticas y guerras, la de Yom Kippur en 1973, que devino en el embargo petrolero árabe; y el derrocamiento del sha en Irán, en 1979. Fueron consecuencias del movimiento en la geopolítica del petróleo”, aseguró Oxilia.
La crisis actual se debe también a un enfrentamiento geopolítico, esta vez entre los países que conforman la OTAN y Rusia, y que se está librando en el escenario ucraniano. Oxilia manifestó que esta es la forma de referirse al conflicto y no llamarlo Guerra de Ucrania.
Para Europa, Rusia no solamente es un proveedor importante de petróleo y gas natural. Ese continente, en su transición hacia una matriz energética más limpia, “colocó muchas fichas en el gas natural, y este viene en gran parte de Rusia, y continúa llegando hoy día”.
Europa no dejó de comprar petróleo ni gas natural de Rusia, incluso en las condiciones actuales. “Sí disminuyó la importación, pero continúan comprando porque no hay una solución de corto plazo que pueda enfrentar esa situación de crisis”, explicó Oxilia.
Del 40% de las reservas de gas natural del mundo, el 25% está en Rusia y el 15% en otros países que formaban parte de la URSS. “No hay un consenso en Europa sobre cómo manejar esta crisis. El continente es el gran perjudicado de esta situación entre la OTAN y Rusia que no se está resolviendo”, agregó.
Rebote en la región y en Paraguay
Oxilia remarcó que Europa está demandando más gas líquido, y quizás eso repercuta en Sudamérica, ahora que se acerca el invierno, sobre todo en Chile y Argentina –poco en Brasil- pero no en Paraguay. “Sí podría afectar a Paraguay si hay una mayor demanda de gas líquido en la región y ahí sí podría haber un rebote, en una segunda onda”, refirió.
El especialista destacó que la primera onda del shock energético ya tuvo impacto en Paraguay, y se mostró contrario a la posibilidad de que se produzca una nueva suba en el precio del combustible.
“La primera onda ya tuvo impacto en Paraguay. Y no hubo un salto en el precio del petróleo que pueda justificar un nuevo incremento. Cuando hubo una suba mayor en el precio internacional antes, se hicieron los ajustes; después bajó y ahora hay un salto menor. ¿En base a qué tendrían que aumentar de nuevo los precios para el consumidor?”, se preguntó.
Oxilia resaltó que el dólar no aumentó, y que tampoco recibieron algún ajuste salarial los alrededor de 20.000 empleados de las estaciones de servicio. “Es cierto que importamos derivados, pero el precio internacional del derivado está muy amarrado al precio del petróleo, la refinación es barata, no hay tanta diferencia en el precio del diésel y del petróleo. No tiene por qué haber un nuevo ajuste”, aseveró.