Según los especialistas de la empresa, los tres puntos principales para lograr inversiones efectivas radican en el diseño de una estrategia clara, tener en cuenta qué perfil inversor tenemos y la cautela a la hora de la conformación del portafolio de inversiones.
Diseñar una estrategia clara
Para armar un portafolio de inversión y tener éxito es importante estudiar el terreno, analizar el mercado de capitales para determinar en qué conviene invertir y en qué no para identificar oportunidades y mitigar riesgos. Diseñar una estrategia sólida es necesario para salir al mercado de inversiones, hay que tener una hoja de ruta, que es la que luego se traduce en el portafolio. Eso conlleva tener definidas las metas, el tiempo para llegar a ellas y los movimientos para conseguirlas.
Diversificar la cartera de inversiones es crucial, se debe conjugar diferentes tipos de instrumentos: reservar una parte de las inversiones para eventos desfavorables normales que puedan surgir, una segunda parte a instrumentos de renta fija y una tercera a los de renta variable, o sea, para rentabilidad desconocida que podría presentar volatilidades.
Tener en cuenta el perfil de inversor que tenemos
Todos tenemos un perfil de inversor, están aquellos que son más agresivos y están dispuestos a tomar mayores riesgos, luego están los más conservadores, que resaltan por ser más cautos y por último, los moderados, que se ubican en el punto medio.
El perfil de cada uno sirve como punto de partida a la hora de diseñar un portafolio acorde a las expectativas y necesidades de cada uno, esto debe sumarse a una buena asesoría, porque los profesionales se abocan exclusivamente a diseñar estos portafolios de inversión y a administrarlos, por ende, conocen a fondo el mercado y saben cómo evaluar el perfil de cada uno.
No apresurarse en la estructuración del portafolio
Si uno se apresura al momento de armar un portafolio de inversión podría caer en el error de no tomar las medidas necesarias para que estas acciones tomen sus frutos. Una de las consecuencias que podría darse –al no ser cuidadosos– es que el retorno no sea el esperado, antes de la elaboración de la cartera.
En este caso, es posible que no se haya tenido una estrategia clara o se realizó una inversión en algún producto o servicio que no cuenta con un sólido crecimiento en el mercado, entre otros factores.