“La modernización de los sistemas de control es fundamental para desarraigar malas prácticas, como la fiscalización incorrecta de cargamentos, la no declaración de mercaderías y otras acciones irregulares”, resaltó.
Entonces, como parte de esta renovación, Fernández indicó que están trabajando con plataformas como la Transmisión Electrónica de Manifiesto Fluvial (Temaflu) o el Sistema Integral de Verificación de Cargas (Siveca), que les brinda información anticipada sobre el contenido de los contenedores que van a ingresar a Paraguay, con meses o días de antelación.
“Revisar un camión de gran porte implica aproximadamente unos cuatro días de revisión, entonces, como son 50 camiones aproximadamente los que ingresan, solamente en el puerto de Chaco’i, haciendo un cálculo del tiempo que llevaría, prácticamente estaríamos frenando el comercio”, detalló.
Mencionó que al tener la información de las importaciones, informaron recientemente a un grupo de importadores que revisarían sus contenedores –en el puerto de Chaco´i–, y que tenían información detallada de cada ítem. Entonces, esto sirvió para que rectifiquen las declaraciones iniciales, y abonen la cantidad real de los productos.
“Esto significa que faltando 15 días para termine el mes, este puerto tiene superávit. Es decir, se están pagando todos los impuestos, y al elevar el costo de la importación, se elevan los precios de los productos, reduciendo la competencia desleal con el sector de calzados o textiles, desde los que ya recibimos reportes positivos”, aseguró.
El objetivo es continuar reforzando los controles en todos los puertos, según Fernández, ya que si se controla el ingreso vía Iquique, probablemente los que quieran seguir realizando estas prácticas, intentarán ingresar por Panamá, Uruguay, u otros países.
“China es un país que exporta en grandes volúmenes y tiene superávit comercial con una gran cantidad de países. Pero esto representa un problema, cuando los productos ingresan por un puerto franco y vienen en camiones de gran porte”, expresó.
Los productos que más ingresan son indumentarias, confecciones, bazar y calzados, que tienen como destino la venta para el consumo interno de la población o la venta para turistas, para su comercialización en zonas fronterizas, apuntó.
Unidades especializadas
Fernández mencionó que con la renovación del plantel, –luego de la caída del Departamento Técnico Aduanero de Vigilancia Especializada (Detave)–, crearon la Unidad Interinstitucional de Combate al Contrabando (UIC) y la Coordinación Operativa de Investigación Aduanera (COIA), las cuales sirven de soporte externo, ya que se encargan de hacer controles aleatorios.
Si existen casos comprobados de que lo transportado no condice con la declaración final de la mercadería, de acuerdo a Fernández, la situación de la importadora se complica, así como la del administrador del puerto, de los fiscalizadores, de los funcionarios y de los despachantes.
“Además, estamos haciendo sumarios a 20 funcionarios, entonces estamos cambiando radicalmente el ámbito, generando un clima de control, que implica riesgo para las personas que hacen mal las cosas”, señaló.
Puntualizó que “la intención de la DNA no es ser represiva ni dañar al comercio, sino cambiar conductas irregulares, largamente arraigadas en nuestra cultura”.
“Esta es una batalla fuerte porque no es sencillo desarraigar prácticas realizadas durante décadas. Entonces obviamente van a seguir saltando algunas cosas, con el paso del tiempo”, adelantó Fernández, que por último agregó: “En algún momento también se debe renovar el longevo plantel de la institución, para confirmar el compromiso de dejar una institución moderna al final de este gobierno”.