La cría de pavos forma parte de una tradición familiar que se mantiene desde hace años y que convive con otros rubros productivos. En la granja también se producen patos, gallinas, gansos y cerdos, todos comercializados a través de ferias agropecuarias de la zona y, principalmente, en las Ferias de Agricultura Familiar organizadas por el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG). Este canal de venta directa resulta clave para pequeños productores que apuestan a volumen reducido, pero con valor agregado.
Gamarra explicó para InfoNegocios que, el pavo no es un producto de rotación permanente. “Nosotros lo criamos pensando solo en las fiestas. No se vende durante el año, pero en diciembre siempre hay clientes”, comentó. Esa lógica obliga a planificar la producción con anticipación, cuidando tiempos de engorde, alimentación y sanidad, sabiendo que la comercialización se concentra en pocas semanas.
Durante este año, la Granja Gamarra comercializó cuatro pavos. Dos de ellos fueron vendidos en una feria de su localidad, mientras que los otros dos —de 5 y 6 kilos respectivamente— llegaron hasta Asunción para ser ofrecidos en una feria del MAG. Para la escala del emprendimiento, esos números reflejan un mercado pequeño, pero estable, sostenido por consumidores que buscan un producto diferente y que saben que la oferta es limitada.
“La ventaja es que casi no hay productores que se dediquen a la cría de pavos, entonces la clientela ya está asegurada”, explicó la productora. En un mercado donde predominan la carne vacuna, el pollo y el cerdo, el pavo aparece como un producto de nicho, asociado a celebraciones puntuales y a un consumo más ocasional, pero con buen posicionamiento en precio y percepción de calidad.
El escenario local contrasta con lo que ocurre a nivel internacional. En países como Estados Unidos y Canadá, el pavo es el plato central tanto de Acción de Gracias como de la Navidad, respaldado además por una industria de gran escala: Estados Unidos es el mayor productor mundial. Israel, por su parte, lidera el consumo per cápita anual, donde el pavo se consolidó como una alternativa nutritiva y económica frente a otras carnes.
En Sudamérica, el consumo también se concentra en diciembre. Perú encabeza la demanda regional en las fiestas de fin de año, seguido por Chile, Ecuador y Brasil, donde el pavo forma parte del menú tradicional navideño. México mantiene una fuerte tradición vinculada a sus raíces prehispánicas, mientras que en varios países europeos —como Reino Unido, Francia, Irlanda y Portugal— el pavo desplazó históricamente al ganso como plato festivo.
En Paraguay, sin embargo, la producción sigue siendo marginal y mayoritariamente artesanal. Allí radica tanto la dificultad como la oportunidad. La escasa oferta limita el crecimiento del consumo, pero al mismo tiempo abre un espacio para productores familiares que encuentran en la estacionalidad una forma de asegurar ventas sin competir con grandes volúmenes.
Las ferias del MAG cumplen un rol central en este esquema. Además de facilitar la comercialización directa, permiten que productos poco habituales, como el pavo, lleguen a consumidores urbanos que valoran el origen, la trazabilidad y el vínculo directo con el productor. Para la Granja Gamarra, llevar parte de su producción hasta Asunción significó ampliar su alcance y reforzar la visibilidad del rubro.
En un contexto donde la diversificación productiva es clave para la agricultura familiar, la experiencia de Choré muestra que incluso con volúmenes acotados, la combinación de cría estacional y venta directa puede convertirse en un negocio sostenible. El pavo, que aparece solo en diciembre, encuentra así su lugar en el mapa ganadero, impulsado por tradición, planificación y una demanda que, año tras año, vuelve a buscarlo.