Este ajuste impacta principalmente en acciones de marketing y merchandising. Por ejemplo, el tour del estadio ahora se llama Tour Bernabéu. Las maquetas del estadio, ofrecidas como regalo y disponibles en su tienda oficial, también presentan solo el apellido del expresidente. Lo mismo ocurre con el resto del merchandising relacionado con el estadio, como los vasos vendidos durante los conciertos, donde el nombre Santiago ya no aparece.
Aunque se desconoce si este cambio podría ser un paso previo para vender los naming rights del recinto, es sabido que las acciones comerciales no requieren aprobación. Sin embargo, un cambio oficial en el nombre del estadio o la incorporación de un patrocinador al nombre sí debería pasar por la asamblea de socios.
Esta decisión podría estar alineada con las tendencias de globalización en el fútbol moderno, donde los clubes buscan maximizar ingresos adaptándose a las características de cada mercado. No obstante, también podría generar controversia entre los aficionados más tradicionalistas, quienes consideran el estadio como un símbolo del legado histórico del club.
El Bernabéu ha sido el hogar del Real Madrid desde su inauguración hace 77 años, el 14 de diciembre de 1947. Desde 1955 lleva el nombre de Santiago Bernabéu en homenaje al legendario presidente del club. A lo largo de su historia, ha albergado momentos emblemáticos del fútbol, como cuatro finales de la Copa de Europa, la final del Mundial de 1982, la Eurocopa de 1964 y la final de la Copa Libertadores en 2018.
Florentino Pérez, actual presidente del Real Madrid, declaró recientemente al medio español Palco23: “Estamos en la última fase para cumplir el gran reto que el club se propuso hace cinco años: que el Bernabéu sea un ícono universal y un emblema arquitectónico de Madrid”.
Un hito relevante es que en octubre de 2024 el Santiago Bernabéu fue reconocido como el mejor estadio del mundo por World Football Summit (WFS), destacándose por su “innovación única”, diseñada y construida por FCC Construcción. Además, resaltó su capacidad de adaptación para convertirse en un centro cultural y turístico.