Según explicó Laura Paiva, economista de Mentu, “Paraguay se está consolidando como uno de los países con mayor estabilidad macroeconómica en la región, un factor clave para atraer inversiones y fomentar el desarrollo sostenido de sectores estratégicos”.
Uno de los principales motores de la economía paraguaya es la agricultura. Paiva destacó que, durante el 2023, este sector experimentó un repunte del 20%. "Este crecimiento se debió, en gran parte, a un efecto de rebote tras la caída del año anterior, en el corriente el desempeño del sector fue más estable y se proyecta un crecimiento del 1,8% al cierre de 2024", comentó.
Asimismo, el sector energético, impulsado por la generación hidroeléctrica, es otro componente crucial. Sin embargo, la bajada del nivel de los ríos ha afectado la producción de energía en las principales hidroeléctricas del país, como Itaipú y Yacyretá. "Debemos avanzar en estrategias para mitigar los impactos climáticos, porque la dependencia de factores externos podría limitar nuestro crecimiento", advirtió la especialista.
Siendo Paraguay un país mediterráneo, las relaciones comerciales con sus vecinos juegan un papel decisivo. Brasil y Argentina siguen siendo los principales socios comerciales, pero las fluctuaciones en sus economías también afectan la estabilidad local. “Las inversiones argentinas han aumentado considerablemente debido a la preferencia de los empresarios por la estabilidad relativa de la moneda paraguaya, como se observaron en tiempos anteriores”, mencionó.
La integración al Mercosur y otras alianzas comerciales han sido esenciales para mantener la balanza comercial positiva. Sin embargo, Paiva subrayó la importancia de diversificar mercados y productos exportables. “Para sostener un crecimiento de largo plazo, Paraguay debe seguir ampliando sus horizontes comerciales, buscando nuevos mercados y fortaleciendo sectores industriales”, destacó.
De cara al 2025, las expectativas son moderadas. Según las estimaciones, Paraguay ascendería en 3,6% de crecimiento del PIB, consolidándose como uno de los países con mayor dinamismo económico en la región. “Lo más relevante es que tenemos una estabilidad macroeconómica que nos diferencia de nuestros vecinos. El grado de inversión podría atraer más capital extranjero en varios sectores”, agregó la experta.
Sin embargo, para sostener este crecimiento, es necesario diversificar la matriz productiva y reducir la dependencia de factores externos como el clima. “Las perspectivas son positivas, pero debemos ser cautelosos y mejorar nuestra capacidad de previsión, especialmente en sectores sensibles como la agricultura y la energía, la idea es que el país se encamine a un crecimiento sostenible e inclusivo”, concluyó.