Iván Ojeda, director del INE, informó que en el país existen 3.647.000 mujeres con realidades muy distintas. “En el Parlamento Nacional y en las concejalías solamente el 19% de los cargos es ocupado por mujeres. En cargos directivos, solo el 35% es ocupado por mujeres”, sostuvo.
Con referencia a los ingresos, los hombres ganan un promedio salarial de G. 2.500.000 por mes y las mujeres G. 1.900.000.
Manifestó, además, que la tasa de fecundidad de las mujeres? en edad fértil es de 2,4 hijos, y en las mujeres indígenas, en edad fértil, se eleva a 5 hijos. Con respecto al analfabetismo -no sabe leer ni escribir- alcanza el 4,4% a nivel nacional, mientras que en las comunidades indígenas alcanza 38,5%.
En cuanto a la pobreza, la afectación impacta al 27% y en torno a seguro médico, solo llega al 25% de la población femenina nacional.
A su vez, en el país, el 37% de los hogares son mantenidos por madres solteras.? Y en un orden de 100 horas, las mujeres ocupan 61 horas en actividades no remuneradas.
“Apuntamos a tener la información suficiente para la formulación de políticas públicas que mejoren la calidad de vida del a población. Son datos duros, pero tenemos que visibilizar si queremos cambios positivos”, reconoció Ojeda.
Con la Estrategia de Estadísticas de Género 2021/2025 la meta es introducir la temática de género en todas las áreas administrativas. También la difusión de la información, coordinación institucional de acciones y contar con fondos para colaborar con la producción estadística.
El proyecto se extenderá hasta el 2025 con la venida de 43 representantes del Sistema Estadístico Nacional (SISEN). En este contexto, presentaron un plan para visibilizar la brecha estadística sobre la mujer.
Con datos fehacientes, se pretende reducir el margen de diferencia en relación con las oportunidades de acceso de la mujer al empleo, educación, salud, uso del tiempo, vivienda, y fundamentalmente disminuir la violencia de género.
Una herramienta de cambio
Al respecto, la economista Martha Coronel celebró el interés estatal para documentar estas diferencias que más bien son culturales, sin embargo ayudará a “focalizar las políticas públicas hacia la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres”, indicó.
“Si medís algo e identificás brechas, te va a ser más fácil enfocar las políticas. Es una cuestión que empuja a las mujeres a estar más en la informalidad porque la mujer necesita cuidar del hogar. La economía de los cuidados recae mucho en las mujeres, por una cuestión cultural”, dijo.
Por tanto, las responsabilidades no son compartidas con el hombre o recae sobre la mujer. Por otra parte, ejemplificó que a la mujer le conviene más trabajar por horas para después realizar tareas del hogar. Recordó que las menores oportunidades en la educación también siguen existiendo.
“Hay un sesgo muy grande todavía en sobrecargar en los hombros de las mujeres la economía del hogar”, remarcó y añadió que el trabajo doméstico está subestimado en los índices del Producto Interno Bruto (PIB).
Mencionó que aunque las niñas se quedan más tiempo en la escuela porque es el varón a quien enseñan a aportar, este último, a su vez, es el que llega más a las universidades, paradójicamente.
“Que el varón tenga que ayudar con los ingresos también hace que los hogares apuesten más a la formación de los varones y relegan la formación de las mujeres”, señaló.
Adicionalmente, Coronel reflexionó sobre la mentalidad de los empleadores a la hora de contratar a una mujer en edad fértil, que son discriminadas para ciertos puestos en empresas importantes, por el temor al embarazo, entre otros factores.