“La Fundación Moisés Bertoni ha trabajado en sostenibilidad durante años, y este proyecto actual es la continuación de una colaboración que comenzó en 2013,” explicó Isabel Ferreira, responsable del proyecto.
Este segundo proyecto, iniciado en diciembre de 2021, se enfoca en un modelo de producción no convencional, donde la yerba mate crece bajo el dosel de bosques nativos o en áreas reforestadas, combinada con especies autóctonas.
El cultivo de yerba bajo monte se realiza en sistemas asociados que limitan el número de plantas a un máximo de 1.200 por hectárea, lo que da como resultado una menor cantidad de producción en comparación con el cultivo convencional, pero de mejor calidad.
Según la responsable, este método aprovecha la cobertura arbórea, lo que permite que la planta se desarrolle en su entorno natural y mantenga características únicas. “Esta es una yerba mate con cobertura, cultivada en áreas de bosque, lo cual aporta a la biodiversidad y mejora la calidad del producto,” señaló.
El proyecto involucra a 100 familias, lo que representa un impacto directo en unas 500 personas distribuidas en cinco o seis comunidades alrededor de la reserva natural del bosque Mbaracayú. “Estas familias combinan el cultivo de yerba mate con otros productos como sésamo, mandioca y esencias, lo que les permite diversificar sus ingresos,” explicó Ferreira.
Gracias a la asistencia técnica proporcionada por la fundación los agricultores han implementado técnicas de siembra directa, lo que resulta en prácticas más sostenibles y eficientes. Además, algunos productores están en proceso de obtener certificación orgánica, lo que podría aumentar el valor de sus productos en el mercado.
El proyecto actual se encuentra en su tercer año de ejecución, y aunque las plantaciones son relativamente nuevas, ya están produciendo en algunas áreas. La yerba mate cultivada bajo bosque tiene un ciclo de crecimiento diferente al de la yerba convencional y no alcanza su madurez productiva hasta los cuatro años.
“A diferencia de la yerba convencional, nuestras plantas alcanzan el punto óptimo de cosecha a los cuatro años. Algunas parcelas ya están produciendo y permiten cosechas anuales o cada año y medio, mientras que otras están en sus primeras podas de formación,” señaló Ferreira.
La yerba mate producida bajo este modelo se comercializa principalmente a través de Guayakí, y se encuentra disponible en el hotel de la Reserva Mbaracayú y en la planta de procesamiento de la fundación. Aunque el proyecto mantiene asociaciones con Alemania, todavía no genera suficiente volumen de producción como para exportar.
“Estamos en una fase donde el volumen de producción aún no permite una exportación estable. Sin embargo, el interés internacional por productos sostenibles y orgánicos nos presenta una oportunidad a futuro, especialmente en mercados como Alemania,” subrayó Ferreira.
Con una extensión de 100 hectáreas bajo el modelo de Yerba Mate Bajo Monte, el proyecto representa un esfuerzo significativo para combinar la conservación del bosque con el desarrollo económico de las comunidades locales. La producción sostenible de yerba mate se ha consolidado como un recurso rentable a largo plazo, con un impacto positivo en la economía local y en la preservación del ecosistema.
A medida que el mercado global valora cada vez más los productos naturales y sostenibles, el proyecto Yerba Mate Bajo Monte tiene el potencial de posicionarse internacionalmente como un modelo exitoso de producción agroforestal.