Pero el hecho más llamativo actualmente es su desempeño: según un análisis de Bloomberg Línea, el guaraní cerró el tercer trimestre de 2025 como la moneda con mejor rendimiento frente al dólar en América Latina. Esta posición pone bajo los reflectores a un signo monetario que, en apariencia, desafía la lógica regional, dominada por turbulencias cambiarias.
¿Qué hay detrás de ese logro? Parte del mérito se atribuye al crecimiento económico sostenido del país: al cierre del primer semestre del año, Paraguay registraba un avance del PIB cercano al 6%, más del doble del promedio regional, según declaraciones oficiales. Ese vigor económico ha generado condiciones favorables para la moneda local, permitiendo que se fortalezca frente al dólar, justo en una coyuntura donde muchas divisas latinoamericanas perdían terreno.
Desde el lado institucional, el BCP ha venido reforzando su política monetaria, su accionar macroprudencial y su presencia internacional, lo que también suma al clima de estabilidad cambiaria. Con todo ello, el guaraní ha dejado de ser solo un signo monetario para convertirse en un símbolo de solidez macroeconómica paraguaya.
Para el ámbito empresarial y de negocios, esta fortaleza cambiaria tiene varias implicaciones: un tipo de cambio más estable o incluso apreciado alivia las cargas de importadores de insumos, reduce incertidumbres en contratos en moneda extranjera y puede favorecer el flujo de capitales. Al mismo tiempo, marca una señal al mundo de que Paraguay se está manejando con credibilidad ante los mercados.
Claro está que no es un camino libre de retos. Mantener la estabilidad cambiaria demanda disciplina fiscal, monitoreo de la inflación, reservas internacionales adecuadas y una visión de largo plazo. En este contexto, la videoconferencia del miércoles adquiere relevancia no solo como acto conmemorativo, sino como espacio para debatir perspectivas: los desafíos que tiene la moneda nacional, cómo la digitalización financiera incide en el futuro del sistema de pagos y de qué forma Paraguay puede seguir consolidando su soberanía monetaria.
En ese sentido, el aniversario del guaraní no debe leerse como un simple hito histórico, sino como una coyuntura propicia para mirar hacia adelante: ¿cómo aprovechar esta fortaleza para promover la competitividad del sector exportador? ¿Qué papel tendrán las nuevas tecnologías en la evolución del sistema financiero nacional? ¿Hasta qué punto los sectores productivos pueden capitalizar esta imagen de estabilidad para atraer inversiones?
En definitiva, la moneda paraguaya que nació en 1943 como fruto de una reforma monetaria ha logrado, en su 82.º aniversario, ocupar un lugar destacado en el panorama regional. Para la comunidad empresarial y los analistas de negocios, ese desempeño cobra especial valor: no solo porque simboliza confianza institucional, sino porque abre oportunidades concretas para el crecimiento y la internacionalización del país.