Cómo sacarle todo el partido a tu WhatsApp

La frontera que separa la utilidad de la esclavitud en WhatsApp es muy delgada. Tanto, que algunas cuentas de la exitosa aplicación de mensajería comienzan a mostrar los mismos síntomas de agotamiento que uno puede encontrar en el correo electrónico: mensajes sin leer, sensación de saturación, grupos abandonados…

Sin embargo, dar por perdida esta utilísima herramienta de trabajo y ocio por un uso no adecuado de la misma supone un sacrificio excesivamente elevado, y aquí proponemos unas claves para utilizarlo con cabeza y aprovechar todo el potencial de la aplicación:

Di NO a los grupos. En un mundo contrarreloj y en el que estamos siendo permanentemente bombardeados por notificaciones, no tiene mucho sentido echarse encima la fuente inagotable de pitidos que puede suponer un grupo en WhatsApp. Y precisamente por lo expuesto en el punto anterior, conviene ser radical en la gestión de los grupos, sobre todo en aquellos que sean improductivos: hay que aprender a salirse educadamente del grupo, o si esto nos pone en una situación comprometida, lo más recomendable será silenciar ese grupo para que no nos moleste más (así se hace en el iPhone y en Android). De esta manera, dejaremos activos aquellos grupos que sean usados únicamente para notificaciones concretas y no sean una fuente interminable de ruido.

Emoticonos, ese inesperado aliado. ¿Cree que los famosos emojis son más propios de adolescentes? Es posible que sea así, pero utilizados con habilidad pueden ser francamente útiles como elementos de comunicación, y sobre todo por su capacidad de expresar mucho en un solo carácter ¿alguien puede enfadarse ante un pulgar hacia arriba? ¿Puede haber alguien que no entienda su significado? Sin embargo, este icono puede ser definitivo para expresar que se está de acuerdo con el contenido del mensaje, pero sobre todo, para dar por concluida la conversación.

Cuidado con las confirmaciones de lectura. Y ahora que hablamos de expresar y de emociones, uno de los mayores inconvenientes de la comunicación escrita actual es la errónea interpretación de un mensaje. Así, si uno comprueba que el receptor ha leído un mensaje pero tras estar en línea no lo responde, puede sentirse ofendido o ninguneado, cuando posiblemente el destinatario simplemente quiera tratar ese asunto más tarde con más calma.

Aprovechar las ventajas de la voz. Si se anda a la carrera y no hay tiempo que perder tecleando un mensaje breve, una buena opción puede ser utilizar la voz para transmitir esta comunicación.

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