Montaner definió el estrés y dijo que es un estado de cansancio mental provocado por una exigencia de un rendimiento mayor al que una persona puede hacer. Puede provocar trastornos físicos y cognitivos, y también puede darse cuando alguien tiene muchas capacidades y produce poco.
“Existen dos tipos de estrés: el distrés es el aspecto negativo del estrés, cuando sentimos que no podemos hacerle frente a una situación y nos desbordamos ante ella. Por ejemplo, cuando tenemos mucho trabajo, mucha demanda de situaciones y no podemos afrontarlas. Mientras que el eustrés es el estrés positivo o el estrés bueno, el que nos ayuda y nos impulsa. Es el cansancio que sentimos después de un día laboral, de un examen, después de tener un bebé. Son situaciones, naturales, normales”, refirió Montaner.
Explicó que el eustrés genera tensiones, emociones, aumenta la productividad y tiene una duración más corta, en tanto que el distrés genera preocupación, ansiedad, implica problemas a nivel psicológico y disminuye notablemente las habilidades para enfrentar una situación.
“Los síntomas físicos del estrés pueden ser diarreas o estreñimiento, mala memoria, falta de concentración, atención, dolores de cabeza, dolor de vientre, falta de energía, problemas sexuales, dolores de cuello, cansancio general, apatía, ansiedad y angustia”, comentó.
Acerca de quiénes pueden sufrir estrés, la profesional señaló que todos podemos sufrirlo, ya sea personas sobrecargadas como las que no lo están. Citó el caso de los jubilados, quienes sufren de estrés porque al haber trabajado mucho tiempo antes y luego dejar de hacerlo, empiezan a estresarse por no poder producir en la forma en que lo hacían antes.
“También pueden sufrir estrés las personas que están sobrecargadas al tope, en cuanto a exigencia de trabajo y un clima laboral negativo. Sumado a esto se presentan problemas familiares, de pareja, enfermedades y muchos otros factores”, expresó.
No obstante, Montaner habló sobre la prevención más eficaz para el estrés: llevar una vida saludable, hacer ejercicios, buena alimentación, buen descanso. “Nada compensa el sueño, dormir las ocho horas necesarias. Además, buena hidratación, tener conductas asertivas, relaciones interpersonales sanas”, acotó.
Dijo que el estrés puede ser diagnosticado por cualquier especialista médico, pero generalmente quienes realizan las mediciones son los neurólogos, psiquiatras, psicólogos; es decir, especialistas en salud mental.
Síndrome de Burnout
El Síndrome de Burnout, conocido como del quemado, es una cronificación del estrés laboral, manifestada a través de un estado de agotamiento físico y mental. Explicó que presenta algunas condiciones: debe darse en un determinado tiempo y alterar la personalidad, así como la autoestima de la persona que trabaja.
“Su tratamiento incluye la separación de la actividad laboral por una incapacidad temporal, también se administra medicación y psicoterapia cognitiva conductual”, sostuvo.
Como recomendación, la profesional puntualizó que es muy importante la prevención, cuidar la salud, priorizarse, no esperar a sentir un síntoma muy fuerte.
“Debemos establecer prioridades laborales y personales, recuperar la inspiración, realizar actividades que nos apasionen, comunicarnos, hablar con amigos; hacer el after office es muy importante, fijar horarios establecidos, aprender a decir no, conocer las limitaciones. Cuando uno está en su trabajo debe tratar de que no se contamine con su vida personal y viceversa”, sugirió.
Vivir con el Síndrome de Burnout
Carmelo Castillo relató su experiencia al padecer el síndrome de Burnout y expresó que “estuve como 10 años sin salir de vacaciones, sin el descanso adecuado, trabajaba casi de mañana hasta turno noche. De repente el cuerpo ya no pudo responder, la cronificación del agotamiento y del estrés estaban al máximo. Fue ahí que decidí internarme para recibir ayuda médica de urgencia”, recordó.
Sobre el síndrome remarcó que la impersonalización del trabajo es la característica esencial del Bournout. Esto significa que uno ya rechaza su propio trabajo y pierde el gusto de hacer lo que siempre le fue placentero. Según su experiencia, uno se aleja del trabajo y se adentra en un estado depresivo agudo.
“El Bournout también es un estado que deriva en una depresión severa o depresión mayor (en mi caso). Uno cae en un estado anímico casi irrecuperable al principio, pero con mucha asistencia médica se puede salir adelante. Me interné tres veces y luego tuve acompañamiento de profesionales del área, que lograron, en un lapso de seis meses (sin poder trabajar) controlar el suceso. Lo que acontece en la internación es que se trata de relajar y sedar al cerebro al máximo”, dijo.
Castillo recomendó equilibrar la vida en buen descanso, trabajo de ocho horas y no más que eso, también tener actividades de ocio. “Si uno consigue equilibrar su vida en estas tres partes, se previene el estrés cronificado y el agotamiento excesivo. Ese es el mayor mensaje que podemos dar a la alta plana ejecutiva o a los empresarios que toman el trabajo desmedido como una adicción”, recalcó.