“Hoy son pocas las empresas que invierten en generar su propia energía. La mayor demanda se ve en el sector agro y ganadero, que necesita electricidad para bombeo de agua, electrificación y servicios básicos en zonas donde la ANDE no llega”, detalló el Ing. Eduardo Manuel Viedma Paoli, presidente de la Asociación Paraguaya de Energías Renovables (APER).
Uno de los factores para acelerar el proceso es la aprobación de la modificación de la Ley 6977, que “regula el fomento, generación, producción, desarrollo y la utilización de energía eléctrica a partir de fuentes de energías renovables no convencionales, no hidráulicas”. Entre los cambios introducidos, la normativa permitiría que un generador privado pueda vender energía directamente a otra empresa sin depender de la ANDE, lo que abriría la puerta a un mercado más dinámico. Ese cambio podría convertirse en un gran incentivo para nuevas inversiones.
Para Viedma, no existen verdaderas barreras técnicas o financieras que impidan a las empresas incursionar en nuevas fuentes de energía, dado que incluso la AFD ofrece líneas de crédito específicas para proyectos verdes. “El principal obstáculo es la falta de conocimiento sobre los beneficios de invertir en eficiencia energética y autogeneración. Muchos aún ven esto como un gasto y no como una inversión que asegura operatividad las 24 horas”, enfatizó.
Una alternativa para el sector privado
Si bien aún son pocas las compañías que están explorando fuentes de energía alternativas, empresas de gran envergadura como la Cooperativa Chortitzer han realizado una fuerte inversión.
La cooperativa viene desarrollando un ambicioso plan de autogeneración de energía solar. Según explicó su gerente general, Florian Reimer, en 2024 se pusieron en marcha dos plantas de casi 2,5 megavatios cada una, alcanzando un total de 4,8 megavatios. Actualmente se encuentra en construcción una tercera planta de más de 3 megavatios, con lo que la capacidad instalada rondará los 8 megavatios.
El objetivo es aliviar la demanda creciente de energía que enfrenta la región, altamente marcada por la expansión industrial y agropecuaria. “Sabemos que nuestra demanda es mucho mayor a lo que generan estas plantas, pero significa un alivio importante y lo usamos los 365 días del año”, señaló Reimer.
Apuntando a dar a conocer y potenciar el uso de estas alternativas energéticas, la cooperativa lanzó, junto con la Agencia Financiera de Desarrollo (AFD), una línea de crédito para que sus asociados puedan instalar paneles solares en sus viviendas. “Hay un interés bastante alto. Los socios ven que no solo se trata de reducir costos, sino de apostar por una fuente limpia en una zona con gran radiación solar”, agregó.
Otro actor que también incorpora la eficiencia energética como parte de su estrategia es Casa Rica. Según explicó Marcelo Sabanes, gerente de Desarrollo Sostenible de la empresa, la Estrategia 2030 para el desarrollo sostenible tiene un rol transversal dentro de la organización, con metas e indicadores específicos que incluyen la eficiencia energética.
Casa Rica fue pionera en obtener la certificación internacional LEED en su sucursal de Los Laureles en 2020, lo que permitió implementar medidas de eficiencia en agua y energía desde la concepción del proyecto. “La inversión realizada para implementar las medidas de eficiencia han tenido un impacto positivo traducido en ahorros tangibles para la empresa desde el primer día de operación en por ejemplo el consumo de energía mensual.”, destacó Sabanes.
En sus locales, la compañía trabaja con mediciones sectoriales para detectar oportunidades de ahorro y optimización. Entre las acciones aplicadas se encuentran mejoras en equipos de frío, sistemas inteligentes de climatización, y gestión de la climatización, la ventilación y la iluminación, entre otras acciones. Además, la sucursal de Los Laureles cuenta con un set de paneles solares como parte de un proyecto piloto iniciado en 2020, y actualmente se están evaluando nuevas oportunidades en energías renovables.
“Es absolutamente inevitable trabajar en ello y anticiparse a potenciales crisis energéticas derivadas del incremento de la demanda que tenemos cada año como país, en virtud del desarrollo social, urbanístico, empresarial e industrial que viene registrando Paraguay”, concluyó Sabanes.
Desde el sector público también se está dando algunos pasos hacia la diversificación energética. A inicios de este mes
Diversificación y nuevos retos
Si bien la energía solar aparece como la opción más inmediata por su disponibilidad en todo el país, Viedma recordó que también existen oportunidades en biomasa y energía eólica. En particular, destacó la urgencia de regular el uso de biomasa para que provenga de fuentes sostenibles y no de la deforestación, además de la posibilidad de aprovechar los residuos sólidos para generar electricidad.
“Muchos han invertido en generadores a combustión, pero es la peor elección porque el generador básicamente es un motor a combustión, un motor como un auto. Tiene mantenimiento, tiene gastos mecánicos y tiene principalmente su consumo de combustible, y eso tiene un costo bastante elevado por kilovatio generado”, advirtió.
En el caso de la biomasa, esta fuente ya representa cerca del 40% del consumo energético del país, principalmente a través de la utilización de leña en el sector industrial. El problema radica en que una parte importante de esa leña proviene de bosques nativos, lo que contribuye directamente a la deforestación. Este escenario plantea la urgencia de trabajar en alternativas sostenibles que permitan que la biomasa utilizada en la industria provenga de plantaciones forestales renovables o de otras fuentes que no impliquen la degradación del medioambiente, como lo es la utilización de desechos.
“Biomasa, pero de desechos. En Paraguay hoy no se está todavía utilizando para producción de energía eléctrica, eso es algo que se puede trabajar”, añadió.