La economía paraguaya cerró 2025 con una expansión del 6%, una de las tasas más altas de la región, pese a la incertidumbre global, las tasas internacionales elevadas y los bajos precios de los commodities. Ese desempeño dejó una base sólida para el próximo año, que el BCP estima con un crecimiento del 4,2%, nuevamente por encima del promedio regional.
Según la evaluación presentada por el Banco Central del Paraguay, la clave del ciclo reciente estuvo en la diversificación. A diferencia de años anteriores, el crecimiento no se apoyó exclusivamente en la agricultura o las binacionales, sino que mostró un aporte equilibrado de la industria, los servicios y el comercio, reduciendo la exposición a shocks climáticos.
En entrevista con InfoNegocios, el presidente del BCP, Carlos Carvallo Spalding, remarcó que las proyecciones para 2026 no responden a un rebote puntual. “La economía paraguaya ha registrado un crecimiento sostenido en los últimos tres años, por encima del 5% en promedio, por lo que la expansión prevista para 2025 y 2026 no puede interpretarse como un fenómeno aislado”, sostuvo.
Uno de los ejes centrales para el próximo año será la inflación. El BCP revisó su proyección para el cierre de 2025 a 3,6% y prevé una inflación de 3,5% en 2026, en línea con la nueva meta adoptada por la banca matriz. “Desde 2023 la inflación se ha mantenido relativamente estable en torno al objetivo, lo que refleja la credibilidad del marco de política monetaria”, explicó Carvallo.
Durante 2025, las principales presiones inflacionarias provinieron del aumento en los precios de la carne vacuna, impulsados por la mayor demanda externa y los valores internacionales. Sin embargo, ese impacto fue compensado por la moderación en otros bienes y servicios, permitiendo que las expectativas inflacionarias se mantuvieran ancladas.
En ese contexto, el BCP mantuvo la Tasa de Política Monetaria en 6%, un nivel que considera neutral. “Las expectativas de inflación se encuentran alineadas con la nueva meta, lo que nos permite actuar con prudencia y previsibilidad”, afirmó el titular del ente monetario, subrayando que esa consistencia es clave para sostener la confianza de los agentes económicos.
Otro punto relevante de cara a 2026 es el sistema financiero. En 2025, los créditos al sector privado crecieron a tasas de dos dígitos, mientras que los indicadores de morosidad se mantuvieron bajos y los niveles de solvencia superaron ampliamente los mínimos regulatorios. Para el próximo año, el BCP prevé que el crédito siga acompañando la actividad, en un marco de monitoreo permanente de los riesgos.
“La estabilidad macroeconómica ha sido un pilar central para generar confianza, que se refleja en el crecimiento de la inversión, tanto local como extranjera”, señaló Carvallo. En ese sentido, advirtió que uno de los principales desafíos es preservar la previsibilidad de las políticas económicas para evitar que el crecimiento sea transitorio.
En la hoja de ruta para 2026 también aparece la necesidad de profundizar la diversificación productiva. El presidente del BCP destacó que el avance de sectores menos dependientes del clima, como manufacturas y servicios, permitió ganar resiliencia en los últimos años. “Este proceso fortalece la estabilidad macroeconómica y reduce la vulnerabilidad ante choques externos”, indicó.
Finalmente, el BCP apunta a capitalizar el grado de inversión obtenido recientemente, consolidando un entorno de reglas claras y estabilidad. “El objetivo es que este crecimiento se traduzca en más diversificación productiva y generación de empleo de calidad”, concluyó Carvallo.