Durante la 4.ª Jornada Nacional de Estadística, la directora de Estadísticas Demográficas del INE, Mirian Llano, explicó que el déficit habitacional se divide en dos grandes grupos. El déficit cuantitativo mide cuántas viviendas nuevas se necesitan construir, mientras que el cualitativo se refiere a aquellas viviendas existentes que requieren mejoras urgentes, ya sea por la precariedad de los materiales, la falta de servicios básicos o el hacinamiento.
De acuerdo con el informe, el déficit cuantitativo alcanza las 108.678 viviendas, mientras que el déficit cualitativo afecta a 1.008.534 hogares. En el área urbana, el déficit total llega a 683.228 viviendas, y en el área rural a 433.984. La mayoría de los problemas se concentran en las zonas urbanas, donde las deficiencias en servicios como agua corriente y alcantarillado son predominantes.
El INE detalló que, para medir el déficit cualitativo, se analizan aspectos como la calidad estructural de la vivienda, la disponibilidad de servicios básicos, el nivel de hacinamiento y la dependencia económica entre los miembros del hogar. En tanto, el déficit cuantitativo considera el número de viviendas irrecuperables, los hogares agrupados por falta de espacio y los núcleos familiares que requieren independizarse.
Este estudio, según la institución, tiene como objetivo ofrecer información clave que permita al Gobierno y al sector privado desarrollar políticas y programas de vivienda más precisos, en función de las verdaderas necesidades del país. Sin embargo, las cifras divulgadas no estuvieron exentas de cuestionamientos.
¿Qué dicen los desarrolladores?
Raúl Constantino, presidente de la Cámara Paraguaya de Desarrolladores Inmobiliarios (Capadei), expresó sus reservas respecto a los resultados. “Hay que tomar con pinzas los datos del INE. El censo que se hizo no fue un censo correcto. Generó muchas dudas desde el momento en que la totalidad de la población se redujo. Eso me hace tomar todo con cautela”, señaló.
Constantino advirtió que el principal problema no solo radica en la magnitud del déficit, sino en la confiabilidad de la información estadística. “Lo peor es tener información equivocada. Nuestro país brilla por la falta de información de todo y de todos. Se tiran muchas suposiciones o sensaciones. Las veces que intentamos obtener datos, las instituciones no nos ayudan”, lamentó.
Pese a las dudas sobre la precisión del informe, el titular de Capadei reconoció que el diagnóstico sobre el déficit cualitativo refleja una realidad tangible. “No creo que sea del 80%, pero sí hay problemas en las zonas rurales. En las zonas urbanas, el problema es la cloaca y el agua. Si eso lo metemos dentro del déficit cualitativo, es claro que la situación es grave”, expresó.
El empresario también destacó que los indicadores sobre la calidad de las viviendas deben considerar las condiciones internas del hogar, como el número de habitaciones y baños disponibles. Además, señaló que el fenómeno habitacional no se reduce únicamente a la falta de viviendas, sino también a los cambios en las preferencias y estilos de vida. “Hay personas que no compran casa, pero ganan bien. Hay generaciones que viven en alquiler por diversos motivos. Tengo una cantidad de gente que alquila propiedades por decisión, no por necesidad”, explicó.
Constantino consideró que las políticas de vivienda deben contemplar la diversidad de realidades y fomentar el desarrollo urbano en barrios actualmente desincentivados. “Hay que incentivar los diferentes barrios de Asunción. ¿Cómo hacerlo? Con impuestos bajos, mejorando el entorno, el transporte y las calles. La burocracia municipal es enorme, el costo también es elevado y eso tiene que ver con la situación crítica de las finanzas”, concluyó.