Un enfoque pos-populista para capitalistas a nivel mundial

¿Por qué Jeff Immelt de General Electric está de acuerdo con Bernie Sanders?

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Por Rana Foroohar

Jeff Immelt tiene algunos consejos para la próxima generación de líderes corporativos: "Estoy de acuerdo con los primeros cinco minutos de un discurso de Bernie Sanders". Ésa es una declaración que nunca esperarías escuchar del director ejecutivo de una corporación multinacional, pero fue lo que escuché la semana pasada durante una conversación con el Sr. Immelt, director ejecutivo de General Electric. Tal vez el Sr. Immelt — a quien sólo le quedan unas pocas semanas como director antes de entregarle las riendas del grupo industrial fundado hace 123 años a su sucesor, John Flannery — se siente más cómodo expresando su opinión antes de lo que afirma será su "jubilación" (no apuestan por eso).

Pero sospecho que está diciendo en voz alta lo que cualquier líder empresarial inteligente de hoy debe darse cuenta. La crisis financiera de 2008, sus secuelas económicas constantes y el populismo político que vino después han cambiado el paradigma para los negocios mundiales de forma profunda. En ese sentido, la experiencia del Sr. Immelt en GE en los últimos años ofrece un enfoque pos-populista para los capitalistas a nivel mundial.

¿Cuáles son las lecciones? En primer lugar, como él dice, "se necesita algo más que consumo" para impulsar la economía de las naciones ricas como EEUU o los países europeos. Ésa es la parte del mensaje populista en que los partidarios del Sr. Sanders (por no mencionar a muchos de quienes votaron por Trump) y el Sr. Immelt pueden coincidir.

El modelo económico estadounidense durante los últimos 40 años se ha fundamentado en una especie de globalización que ha impulsado los bajos salarios y la externalización. La idea era que las cosas más baratas compensarían la pérdida de empleos y los salarios más bajos. Pero en una economía compuesta de un 70 por ciento de gasto de los consumidores en la que los salarios no han subido para la mayoría de la población desde la década de los noventa, esos cálculos dejan de funcionar. "La globalización no sólo debe tratarse de la externalización y los salarios bajos", dice el Sr. Immelt (hay un creciente cuerpo de investigación que muestra que los bajos salarios son una causa, más que un síntoma, de los problemas de la globalización).

La mejor forma de compartir los beneficios de la globalización, según el Sr. Immelt, es copiar a los alemanes, y en particular el modelo de las compañías "Mittelstand" de ecosistemas de fabricación integrada verticalmente, a menudo basado en un grupo grande y rodeado por grupos más pequeños que lo apoyan. En este modelo, los trabajadores altamente calificados (y muy bien pagados) producen mercancías de alto valor para la exportación.

Los grandes exportadores suelen crear ocho empleos en la cadena de suministro por cada empleado, lo cual es el motivo por el que muchas comunidades en EEUU desean atraerlos; por cada dólar de valor económico que crean, la propia comunidad gana otros US$1.50. Es por eso que aunque la tecnología ha disminuido el número total de empleos en el sector manufacturero en EEUU, las posiciones que existen aún pueden terminar apoyando una gran cantidad de actividad económica de alta calidad.

Las operaciones comerciales de motores de reacción de GE, por ejemplo, han generado negocios de servicios completamente nuevos que analizan los datos procedentes de los miles de sensores en cada motor y consultar acerca de cómo utilizarlos.

A menudo, el cortejo a esas grandes empresas "anclas" que crean esos empleos implica una carrera hacia el abismo, mediante incentivos fiscales, subsidios corporativos y similares. Sin embargo, el Sr. Immelt dice que lo más importante para GE al decidir dónde ubicar sus operaciones es la reserva de talentos, que tiende a ser una función de la calidad del sistema educativo local.

Consideremos la más reciente fábrica de GE, construida en Lafayette, Indiana, cerca de la Universidad de Purdue, una renombrada escuela de ingeniería. Aunque los varios cientos de trabajadores que se encargarán de ensamblar los motores a reacción en esa fábrica no necesariamente tienen una licenciatura en ingeniería eléctrica o industrial, se benefician de los ecosistemas que la rodean. "Las ciudades universitarias suelen tener sistemas educativos secundarios y programas de formación profesional más fuertes y eso crea una mejor fuerza laboral", dice el Sr. Immelt. De hecho, West Lafayette tiene la escuela secundaria con mejor clasificación en Indiana.

La lección aquí es que los bienes públicos son importantes. Los negocios no operan en un vacío de laissez-faire. Las opciones de política tienen un impacto y el valor económico fluye hacia las comunidades (o países) que invierten en cosas tales como la educación y la formación.

El último consejo del Sr. Immelt, y quizás el más valioso, para los futuros líderes corporativos es que pasen más tiempo en las fábricas y menos en Davos. Como él ha dicho, "de alguna manera, los 'pensadores globales' se han distanciado cada vez más de las necesidades a nivel del terreno”. La sabiduría convencional consideraba “la globalización como una teoría, en lugar de comprender las repercusiones sobre la gente normal, o las inversiones críticas necesarias para generar la competitividad; racionalizó la externalización simplemente como buen negocio", ignorando el impacto económico en las comunidades; y se escondió detrás de los acuerdos comerciales que eran mejores para las compañías que para los trabajadores, algo en lo que, según él mismo admite, GE ha participado (actualmente, el Sr. Immelt apoya la renegociación del TLCAN).

Aunque no pide que los directores ejecutivos se unan al movimiento Occupy (él tiene las típicas opiniones corporativas sobre la necesidad de menos regulación y una reforma tributaria que favorezca a los negocios), advierte que muchos líderes empresariales ya no tienen idea de cómo los percibe la gente común. Es algo que conlleva un riesgo corporativo medible; consideremos el auge y la caída de Travis Kalanick de Uber. También es algo con lo que también el Sr. Sanders indudablemente estaría de acuerdo.

©The Financial Times Ltd, 2014. Todos los derechos reservados. Este contenido no debe ser copiado, redistribuido o modificado de manera alguna.

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