Así, la empresa de Pekín comercializa ya electrodomésticos -como los purificadores de aire y de agua-, wearables de fitness -MiBand es el segundo más vendido del mundo-, y hasta baterías de enchufes. No contenta con este amplio abanico de productos, el pasado mes de octubre la marca sorprendió con un inesperado giro hacia los medios de transporte con el lanzamiento de su particular segway, llamado Nineboot. Y ahora ha vuelto a calzarse ruedas para anunciar la presentación, el próximo día 22, de su bicicleta inteligente QiCycle R1. A diferencia de otros de sus productos, que tienen en común un precio generalmente muy ajustado, esta bicicleta costará 19.999 yuanes (2.850 euros). Es una cantidad que la convierte en el producto más caro de Xiaomi y que sorprende en el que antaño fue el país de las bicicletas. Pero sigue encerrando una buena relación calidad-precio y refleja el aumento del bienestar en la clase media del país más poblado del mundo.
Aunque apenas han trascendido detalles sobre la bicicleta, sí que se sabe que el fabricante será iRiding, una empresa radicada en Taiwán en cuyo capital participa Xiaomi, y que el vehículo de siete kilos, en el que se han utilizado materiales compuestos avanzados, contará con componentes de la gama alta Ultegra fabricados por Shimano. El componente inteligente lo proporcionarán diversos sensores que analizarán el esfuerzo del usuario y que permitirán monitorizar todo el ejercicio a través de una aplicación en el móvil. Aunque en un principio la QiCycle se venderá exclusivamente en China, el diario Wall Street Journal informó de que la bicicleta ya ha recibido incluso la homologación europea, y el propio Wang reconoce -a pesar de que se niega a concretar la forma y las fechas- que, después de haberse abierto camino en Asia y Latinoamérica, entre los planes de la empresa que dirige Lei Jun está entrar en el Viejo Continente.
De forma paralela, diferentes fuentes aseguran también que en los próximos meses Xiaomi sumará a su catálogo una nueva línea de bicicletas asistidas por batería, no como las motocicletas eléctricas que abundan en China y que no requieren dar pedales, y cuyo precio será significativamente más reducido: en torno a los 500 euros. “Sin duda que vamos a ver algunos productos excitantes en nuestro porfolio este año”, comenta enigmático Wang. Cómo lograrán convencer a los chinos de que compren sus bicicletas es un misterio, porque la mayoría -eléctricas o no- rara vez cuesta más de 300 euros.
(Fuente: El País)