“Cuando era chico me cuidaba mi abuela porque mi mamá trabajaba mucho y como pasaba bastante tiempo en su casa, aprendí de ella ciertos trucos en la cocina. Mi familia se reunía todos los domingos y para mi era el mejor día de la semana. Todo lo que soy le debo a mis padres que se han dedicado a mi y me han inculcado lo mejor siempre”, se acuerda Fernando.
SU PASIÓN POR LA GASTRONOMÍA
Ya durante el colegio (a los 16 años) realizó una pasantía en la cocina del
Restaurante Mburicao (en ese entonces liderado por
Rodolfo Angenscheidt). Sólo iba los fines de semana, pero desde chico se involucró en el mundo de la gastronomía.
“Ser pasante de cocina era algo que no existía en Paraguay y ser cocinero no era considerado algo especial en esa época, pero mis padres siempre me acompañaron en todo el proceso que implica ser chef. Me llevaron a estudiar a Buenos Aires y fue ahí en donde comenzó mi pasión de verdad. Con cada cosa nueva que aprendía cada vez me gustaba más. Fue como cambiar de un arte a otro; de la música a la gastronomía”, cuenta el chef.
Luego de terminar sus estudios en el
Instituto Maussi Seve,
Fernando volvió a
Asunción y el
Hotel Crowne Plaza lo contrató como pastelero. Después ya se dedicó de lleno a emprender el sueño de su familia y el suyo propio, de abrir un restaurante. Así surge
San Pietro. Se compra el restaurante, se remodela (dura dos años y medio) y de a poco se convierte en lo que hoy día es: un clásico dentro de la gastronomía paraguaya.
Antes de abrir el restaurante, gracias a la ayuda de
Pedro Ortega,
Fernando va a
Londres para trabajar en un intercambio en
San Lorenzo, un emblemático restaurante italiano, que se hizo famoso porque acudían con frecuencia la
Princesa Diana y muchas otras personalidades. “Estuve allí un año y gracias al mismo contacto (que había recorrido
Europa y era muy reconocido en el mundo de la música) fui a
St. Moritz,
Suiza, en donde el chef
Roland Jöhri, el quinto mejor de
Suiza en ese momento, me dio la posibilidad de hacer una pasantía en el restaurante
Talvo. Fue una hermosa y nutritiva experiencia e inclusive logré un reconocimiento por mi trabajo de parte de ellos. Actualmente este reconocido chef (dos estrellas
Michelin) ya no maneja ese restaurante, pero tuve la gran oportunidad de aprender mucho allí”, nos cuenta
Ahlers.
Cuando volvió a Paraguay ya se terminó de armar San Pietro, pero el chef nos contó que contantemente está viajando para seguir aprendiendo y para tratar de nutrirse sobre lo que pasa en el mundo de la gastronomía y estar siempre a la vanguardia. Su meta es poder llevar esos conocimientos a su propio restaurante.
“Al principio sentí amor por lo dulce, después por lo salado, eso fue creciendo hasta que tuve la responsabilidad de manejar mi propio restaurante.
San Pietro tiene un estilo italiano. La base de mi cocina generalmente es pasta o arroz y tengo un gusto muy particular hacia todo lo que sea la proteína del plato; pescados, mariscos, carnes silvestres, vacunas y aves. Todo lo que sea carne es mi especialidad”, enfatiza
Fernando.
“Mi sueño es hacer figurar a Paraguay como un punto gastronómico en el mundo. Un sueño que si lo puedo cumplir, sin duda, será la cúspide de mi carrera”, finaliza Fernando invitando a todos a deleitarse con los riquísimos platos de San Pietro.