El frío juega un papel crucial en esta situación. “Los pacientes suelen reducir su consumo de agua porque sienten la necesidad de orinar con más frecuencia y, debido al frío, evitan ir al baño tantas veces como deberían. Esta reducción en la ingesta de líquidos es más evidente en invierno, afectando los resultados de laboratorio y la clínica del paciente” explicó Acosta.
Para prevenir problemas renales relacionados con la deshidratación, se recomienda que un adulto consuma al menos 2,5 litros de agua al día. Esta cantidad puede variar dependiendo de las condiciones de salud de cada paciente. Un ejemplo que dio el especialista en nefrología fue el de un paciente con problemas cardíacos, que podría tener limitaciones en su ingesta de líquidos. Sin embargo, para aquellos sin contraindicaciones, esta cantidad mínima es crucial para mantener una buena hidratación.
El cambio de estaciones también influye en los hábitos de hidratación. Durante el verano, cuando las temperaturas pueden alcanzar hasta 50º C, las personas tienden a beber más agua y consumir bebidas diuréticas como el mate o el tereré. Sin embargo, en invierno la tendencia a reducir el consumo de agua debido al frío es más pronunciada, especialmente entre las personas mayores.
“Las personas mayores de 60 años son particularmente vulnerables a los efectos de la deshidratación. A medida que envejecemos la función renal disminuye, y condiciones como la diabetes, la hipertensión y el uso de múltiples medicamentos pueden agravar esta situación. Además, los problemas con la deglución, la pérdida del sentido del gusto y otras condiciones fisiológicas pueden contribuir a una menor ingesta de agua”, indicó Acosta.
Entre las personas jóvenes la reducción en el consumo de agua también puede tener consecuencias. Si bien los riñones jóvenes pueden compensar la falta de agua en cierta medida, la hidratación insuficiente puede llevar a problemas a largo plazo. Además, el consumo excesivo de bebidas diuréticas, como el mate o el café en lugar de agua, puede aumentar el riesgo de formación de arenillas y piedras en los riñones.
En cuanto a las recomendaciones, el especialista resaltó la importancia de una dieta equilibrada, una buena hidratación y la actividad física regular para mantener la salud renal.
Aunque no existen estadísticas precisas sobre la incidencia de problemas renales relacionados con la baja ingesta de agua, se observó un aumento en el número de pacientes jóvenes diagnosticados con enfermedades renales crónicas. La diabetes y la hipertensión siguen siendo las principales causas de falla renal crónica en Paraguay y en el mundo.
El Instituto Nacional de Nefrología de Paraguay proporciona información sobre el número de pacientes en diálisis, que hasta la fecha son aproximadamente 2.400. Esto incluye pacientes del sector de la Seguridad Social y aquellos dependientes del Ministerio de Salud Pública, el Hospital de Policía Nacional y el Hospital Militar.