El gerente de la Cámara Paraguaya de Gas (Capagas) aclaró que el precio final del gas depende mucho de los contratos que se tienen con las refinerías de petróleo y las plantas de producción de gas licuado.
“En este momento las empresas están realizando ajustes teniendo en cuenta el canal de comercialización que utilizan, pero en promedio el ajuste sería de G. 1.000 por kilo, porque se acumuló la suba más o menos tres meses”, sostuvo Parra.
También explicó el trayecto y condiciones que rigen para que el gas llegue a nuestro país: “Hay que entender que las empresas que proveen GLP, no proveen solo el producto, sino el servicio, que involucra a toda la logística de transporte, de almacenamiento, entrega, condiciones de seguridad del producto –que es inflamable– y eso tiene también alto costo operativo. Todo eso también se paga en dólares”.
El gerente recordó que Paraguay compra GLP principalmente de Bolivia y los contratos están referidos a las cotizaciones internacionales.
En cuanto a los precios finales del gas, señaló que no existe un valor único, “depende mucho de dónde y cómo se comercialice el producto, si se comercializa en una planta, en una estación de servicio, en una garrafa a domicilio, en un comercio o en una industria”. Según Parra, la localidad en la que se comercializa también hace variar el precio y en este momento las empresas están fijando a cuánto vender el gas, las cuales “se mueven entre el costo de producto, que sería el piso y el precio de la competencia, que sería el techo”, aseguró.
Parra manifestó que no se puede saber si es que el gas va a seguir en suba, pero la tendencia es que aumente a corto plazo, “las empresas nacionales esperan negociar los mejores contratos posibles con sus proveedores”.
La inflación y la suba del sueldo mínimo son factores, según Parra, son irrelevantes para que se dé la suba del GLP, lo que incide es el precio internacional del producto y la suba del dólar.