“La cabra es el animal que más sobrevive contra todo”, afirmó Zárate con convicción. Y no lo dice por decir: en un país con climas tan variados como Paraguay, este animal puede adaptarse tanto a sistemas extensivos en el Chaco como a esquemas más tecnificados en la Región Oriental. “En el Chaco se cría más para carne, porque aprovecha muy bien el pasto natural, las malezas, todo. En cambio, en la zona Oriental se apuesta más por la leche, con animales estabulados y alimentados con balanceado”, explicó.
Más allá de su rusticidad, la cabra ofrece una ventaja para productores que desean diversificar su renta sin realizar grandes inversiones iniciales. Pero, según Zárate, la clave está en empezar con claridad: “Primero hay que definir qué se quiere: leche, carne o ambos. Luego elegir la raza adecuada para ese propósito”. En ese sentido, destacó que existen razas especializadas y también de doble propósito, lo que amplía el abanico de oportunidades.
Sin embargo, el camino no está libre de obstáculos. Uno de los mayores retos, dice la presidenta de la APCC, es combatir los mitos. “Se dice que la cabra come todo, que se sube a los autos o a las mesas… y sí, le gustan los lugares altos, es un animal curioso. Pero si se la cría bien, en su espacio y con buena alimentación, no causa problemas”, aclaró.
Otro punto pendiente es la formalización. Aunque la crianza caprina está mucho más extendida de lo que se cree, gran parte de los productores aún operan en la informalidad. “Si haces una recorrida por el Chaco, vas a encontrar muchísima gente con cabras. Pero no todos están dentro de asociaciones o registros. Eso complica a la hora de pensar en una cadena más organizada”, señaló Zárate.
La industrialización de la carne y la leche de cabra aún es incipiente. No existe, por el momento, un frigorífico dedicado exclusivamente a esta especie. Los productores suelen faenar en mataderos habilitados por servicio tercerizado y comercializan bajo su propia marca. “Es el productor quien cierra todo el ciclo”, relató Zárate. Sobre la exportación, el panorama es similar: “Hasta ahora no hubo envíos legales, ni de cabra ni de oveja. Recién ahora estamos cumpliendo con los requisitos para pensar en eso: trazabilidad, registro, certificaciones”.
En cuanto a la leche, apenas una o dos queserías la utilizan para producir queso de cabra, pero sin escala industrial. “Es un mercado con mucho potencial, pero falta infraestructura, inversión y sobre todo, organización”, reconoció la presidenta.
En ese contexto, iniciativas como la de sumar presencia caprina a la Expo Trebol de este año o llevar el “Cabrito Chaqueño” como propuesta gastronómica muestran el interés de la APCC por posicionar mejor al rubro. “Estamos hablando con varios productores y autoridades. Queremos visibilidad y acceso a mercados”, afirmó Zárate.
La cabra, entonces, no solo representa una fuente de proteína y leche; también encarna una alternativa económica viable para muchos productores que buscan reinventarse. Como insiste Zárate, “el animal ya está, lo que falta es decisión, unión y planificación”. Tal vez, el futuro del campo paraguayo también tenga cuernos... pero más pequeños.