José Aguilar Manjarrez, oficial de Pesca y Acuicultura de la FAO para América Latina y el Caribe, en entrevista exclusiva con InfoNegocios, aseguró que el país tiene todas las condiciones para impulsar este rubro. Tanto el Gobierno como organismos internacionales ya están trabajando juntos para fortalecerlo. Desde el MAG y el MADES se están promoviendo acciones para que más personas puedan dedicarse a la piscicultura con apoyo técnico, capacitación y políticas que faciliten el crecimiento del sector.
Un ejemplo de este impulso es el programa Hambre Cero, que busca incluir pescado en los menús escolares. Esto no solo mejoraría la nutrición de miles de niños, sino que también aumentaría la demanda de pescado producido en el país, beneficiando directamente a los piscicultores.
Pero como todo sector en crecimiento, también hay desafíos. Uno de los principales es la falta de conocimientos técnicos entre los productores, además de las dificultades para vender su producto a buen precio o encontrar mercados estables. La FAO está ayudando a superar estas barreras a través de asesoramiento, materiales educativos y la creación de espacios de cooperación entre instituciones para que los piscicultores no estén solos en este proceso.
Durante su reciente visita al país, representantes de la FAO realizaron un diagnóstico del sector y propusieron una hoja de ruta para acompañar el crecimiento del sector acuícola. La idea es apoyar con conocimientos, pero también atraer inversiones que modernicen la producción, sin dejar de lado a los pequeños productores, quienes muchas veces sostienen las economías locales.
Mejorar la rentabilidad también implica usar bien los recursos. Por eso se habla de aplicar nuevas tecnologías, mejorar la alimentación de los peces y optimizar los métodos de cría. Si a esto se suma capacitación, acceso a crédito y trabajo en equipo entre los productores, el sector puede dar un gran salto en poco tiempo.
El oficial de la FAO señaló que hay buenos ejemplos en la región que Paraguay puede mirar. Ecuador, por ejemplo, desarrolló una gran industria de camarones, mientras que Chile es reconocido mundialmente por su producción de salmón. Brasil logró avances importantes apoyando a pequeños piscicultores. Incluso países asiáticos como China y Corea demostraron que, con apoyo y buenas políticas, la acuicultura puede ser una fuente sólida de empleo y alimento.
Además, el rol del sector privado será fundamental. Las inversiones pueden ayudar a modernizar instalaciones, abrir nuevos mercados y llevar la producción paraguaya a un nuevo nivel. Y si se suman los aportes de la cooperación internacional, como el financiamiento o la asistencia técnica, el camino será mucho más fácil de recorrer.
Para que todo esto funcione, Aguilar Manjarrez destacó que es necesario contar con reglas claras, políticas que apoyen al sector y una mirada a largo plazo. La FAO está impulsando una iniciativa llamada “Transformación Azul”, que busca aprovechar de forma sostenible los recursos acuáticos y hacerlos parte central de los sistemas alimentarios del futuro. Paraguay, con su riqueza hídrica y su capacidad productiva, tiene todo para sumarse a este proceso.
La piscicultura en Paraguay ya no es solo una actividad secundaria. Con el acompañamiento adecuado y el esfuerzo conjunto de todos los actores, puede convertirse en uno de los motores del desarrollo rural y de la seguridad alimentaria del país. El futuro del sector está nadando cerca. Solo hay que pescarlo.