Tuvo que venir Megan Fox -y su novio Machine Gun Kelly- para que muchos paraguayos descubran que la bahía de Asunción es algo más que un yuyal. La pareja de artistas dedicó parte de su tiempo para hacer observación de aves en el humedal que tenemos a pocos metros del centro capitalino.
En la capital, la costanera, la reserva ecológica del Banco San Miguel y la bahía de Asunción, el Parque Guasu Metropolitano, el Parque Ñu Guasu, son lugares ideales, es decir ecosistemas abiertos donde se pueden observar aves desde lejos.
Los humedales son sitios adecuados para realizar el aviturismo porque, como son ecosistemas muy abiertos, se prestan a la observación de muchas aves, en especial las acuáticas y las migratorias neárticas, es decir las que vienen del norte. “Varios humedales tienen ese potencial, pero su visita es más o menos dificultosa o poco organizada. El principal sitio que tenemos es la bahía de Asunción”, afirmó José Luis Cartes, director ejecutivo de Guyra Paraguay.
Otros sitios donde existen infraestructura y guía es en las lagunas saladas del Chaco central, en la cuenca del riacho Yacaré sur; en Filadelfia o Loma Plata se pueden conseguir guías. Además, en el Pantanal paraguayo se encuentra la estación Tres Gigantes, lugar de una reserva de Guyra Paraguay.
“Ahí, desde Bahía Negra cuentan con transportación que puede llegar a la reserva, aunque por ahora está cerrada por los inconvenientes que causó la sequía, pues el río Negro se secó y se volvió intransitable con lanchas. En otras partes la actividad ya se vuelve más artesanal, pero existen muchísimos esteros y bañados en el Bajo Chaco, en Ñeembucú, en el lago Ypoá, y en los humedales del Lago Ypacaraí, que es una reserva de recursos manejados”, señaló Cartes.
El avistamiento de aves, conocido también como birding o birdwatching, se puede realizar en casi todos los lugares siempre y cuando el observador mantenga una ética conservacionista, es decir, molestar en lo mínimo a las aves. Para eso, no debe hacer mucho ruido, tampoco debe abusar del playback, una técnica donde se reproduce el canto del ave y que algunas especies responden y se acercan a ver quién invade su territorio.
“Tampoco se debe interferir mucho en los sitios de descanso y anidación. Por ejemplo, hacer volar un dron en medio de una bandada de aves acuáticas es muy lindo de ver, pero en algunas especies como los flamencos eso genera un estrés altísimo y puede dañar a ese grupo de aves”, agregó Cartes.
Lugares a descubrir
A su vez, Martha Chamorro, de la Asociación Paraguaya de Agencias de Viajes y Empresas de Turismo (Asatur), afirmó que “hay tantos lugares bellos que se descubrieron o se están redescubriendo pero que necesita muchísima inversión. Podés tener un lugar precioso, muy atractivo a nivel mundial, pero si no se tienen caminos, lugares para avistar o paquetes relacionados, es imposible que se venda en el mundo.
La empresaria reclamó al Estado la instalación de infraestructura para acceder a los sitios en los que se puede hacer este tipo de turismo, y dijo que la Senatur, el MOPC y el Mades deberían conformar una mesa sectorial, en conjunto con el sector privado, para adecuar los posibles destinos.
“Como agencia no puedo ir a un lugar privado o público si no tengo un programa para invitarles a los pasajeros del mundo. Tengo que tener infraestructura, camino, baños, dónde comer. Para qué le voy a llevar a alguien a mirar si no tengo ni siquiera dónde sentarle a comer”, expresó.
¿Se puede calcular el valor de los humedales como potencial turístico? Cartes respondió que sí, pero aclaró que los humedales no solamente poseen un valor turístico o de aviturismo, sino que también cumplen con otras funciones o servicios ecosistémicos, como por ejemplo la depuración del agua, la acumulación y mantenimiento del agua, sitios de cría y reproducción de peces, stock de carbono, entre otros.
“El valor turístico se puede medir por la voluntad de pago del visitante. El valor del área en sí puede establecerse también por su costo de uso opcional, es decir, si yo produjera ganado o agricultura, cuánto equivaldría eso. Después hay otros costos más sutiles como el tema del carbono, de la reproducción de peces, de la provisión de agua en cantidad y calidad, el valor estético o cultural, etc., que requiere de más conocimientos”, remarcó.