Durante el primer encuentro, protagonizado por figuras como Álvaro Carias (gerente de Desarrollo Estratégico de la División de Fútbol Profesional de FIFA) y Luis Manfredi, consultor de Fair Play Financiero, se inició el proceso de asesoramiento y acompañamiento que buscará sentar bases firmes para un modelo que hasta ahora era más aspiracional que real en muchos clubes.
El presidente de la APF, Robert Harrison, junto a su Secretaría General, al director de Desarrollo, al gerente financiero y al jurídico, entre otros, conformaron el comité guía que trabajará mano a mano con los expertos de FIFA. Este equipo deberá asegurar que las reglas no queden en papel, sino que se traduzcan en prácticas reales en los clubes. Sin ambigüedades.
El modelo que se busca aplicar no solo contempla supervisión y asesoramiento técnico, sino también una revisión de los mecanismos internos de gestión administrativa, financiera y legal de los clubes. Se trata de implementar procedimientos que velen por el equilibrio entre lo que ingresa y lo que se gasta.
Aunque el término “Fair Play Financiero” nació en Europa –sobre todo mediante la UEFA– su adaptación paraguaya deberá contemplar realidades distintas: ingresos más limitados, exigencias fiscales locales, fluctuaciones macroeconómicas y la necesidad de que cada club pueda cumplir sin comprometer su viabilidad.
Algunos clubes ya están siendo convocados: Olimpia, Cerro Porteño y Libertad fueron de los primeros en interiorizarse del modelo, representados por sus gerencias y presidencias. Esto supone que los cambios no son solo de diseño institucional, sino que impactarán directamente a los que toman decisiones día a día.
No será tarea fácil: habrá que definir tolerancias para deudas, márgenes para costos salariales, reglas para fichajes, control de gastos operativos. Si no se fijan con claridad y flexibilidad, corren el riesgo de generar efectos contraproducentes, como limitar demasiado a clubes que luchan con presupuestos exiguos.
Este esfuerzo demuestra que la APF está dispuesta a mirar más allá de los resultados inmediatos. Se busca construir un fútbol paraguayo que no dependa de inyecciones inesperadas de dinero, sino de gestión sólida, transparencia y responsabilidad. Si se logra, no solo los clubes se benefician, sino la credibilidad misma del deporte en el país.