La investigación del GISE plantea una estrategia que pretende la incorporación de un 100% de fuentes de energía sostenibles para la producción de cemento para el año 2050. Además, propone el reemplazo de insumos importados por propios.
“Se evitaría la salida de divisas del país por valor aproximado de US$ 730 millones por la compra de 1.928.027,24 toneladas de coque de petróleo entre el 2019 y el 2050, y se dejaría de emitir a la atmósfera 6.477.167,12 toneladas de CO2”, afirmó Arturo González, integrante del equipo de profesionales que llevó adelante el estudio.
De acuerdo a lo revelado por el investigador, los insumos para la construcción, como la cerámica roja y la cal, usan una elevada cantidad de leña en su proceso de producción, que en su totalidad proviene de bosques nativos o de los desmontes para el cambio del uso del suelo.
“Pero no se trata solamente del origen de la leña, sino de la cantidad necesaria de esta. Para fabricar los insumos para una casa de 45 m2 se deben usar ocho toneladas de leña. De hecho, si se decidiera cubrir el déficit habitacional en el país, necesitaríamos quemar 25.000 hectáreas de bosque nativo”, advirtió.
En el caso de la producción del clínker de cemento, el elevado uso de coque de petróleo genera gran cantidad de gases de efecto invernadero con su consecuente impacto para el cambio climático.
Además, el uso de esa fuente energética implica una alta dependencia externa, con precios están sujetos a factores externos, agravados por situaciones, como la sequía, que encarece la logística de transporte de este producto, por la migración del transporte fluvial al carretero.
Soluciones verdes
La incorporación de la madera reforestada en conjunto con el hidrógeno verde, como sustitutos del coque de petróleo, es una práctica innovadora a nivel mundial. “La inversión en bosques reforestados no es materia nueva para nuestro país; no obstante, sí lo es la fabricación de hidrógeno verde”, agregó González.
Se considera verde a este elemento químico porque se obtiene utilizando energía eléctrica de fuentes renovables, como la eólica, solar o hidroeléctrica. Y sobre la fórmula para reemplazar el coque, la investigación estima un 50% - 50% entre madera reforestada e hidrógeno.
Además del hidrógeno verde, otra innovación que propone el equipo del GISE es la incorporación de los residuos domiciliarios y hospitalarios a la fórmula de reemplazo del coque. “El único desafío es que Paraguay no cuenta con un plan estratégico para gestión de residuos sólidos. Hasta el momento, toda la basura llega mezclada a los vertederos”, refirió el profesional.
Sin embargo, el estudio resalta que este es un camino que podría ser explorado y tomado en cuenta en los próximos años, de manera complementaria y en función de su poder calorífico, lo que también resolvería la problemática de la gestión pública de los residuos teniendo los debidos cuidados en su manipulación.
“El aprovechamiento de neumáticos en desuso es otro de los proyectos, y ya hay una práctica incipiente en marcha en nuestro país. Pero los números que arroja la investigación nos llevan a entender que necesitamos acuerdos para el uso de fuentes de energía sostenible en la industria de la construcción”, resaltó González.
Integraron el equipo del GISE: Cecilia Llamosas, Gabriela Cazenave, Juan Carlos Pane, Gerardo Blanco, Mar Scavone, Estela Riveros, Matías Sacco, Gabriel Pereira y Victorio Oxilia, además del mencionado Arturo González.