Patricio Silva es ingeniero comercial por la Universidad de Santiago de Chile, magíster en marketing con estudios en áreas de innovación, finanzas y economía. Se especializa en banca de personas y pymes, redes sociales, desarrollo de aplicaciones móviles y banca digital.
Desde hace un par de meses hay frases que se repiten una y otra vez, tales como “el comercio electrónico vino para quedarse” o “la pandemia aceleró la digitalización”, pero ¿qué tan acertadas son?
La pandemia nos agarró de sorpresa y las empresas tuvieron que pensar en las medidas a tomar, definir la modalidad de trabajo, la manera de priorizar el uso de los equipos y otros aspectos. Nos empezamos a adaptar de forma interna, pero también los clientes se adaptaron, siendo que antes no estaban digitalizados. Pienso que la aceleración de la digitalización fue real, no obstante, benefició a gente con más acceso a las herramientas tecnológicas.
En Latinoamérica hay muchas personas que no están bancarizadas ni insertas dentro del mercado digital. Creo que los bancos, las empresas financieras, las cooperativas y las fintech tienen que comprometerse a insertar a esta gente. Hay sectores rurales y localidades alejadas de las zonas urbanas que necesitan incorporarse a las transformaciones y me parece que el 2021 deben ejecutarse las medidas necesarias.
-¿Cuáles son los desafíos que tienen la banca, las financieras y las fintech para que realmente la digitalización se mantenga?
-Pasó un montón el año pasado, muchas personas tuvieron que volcarse de forma obligatoria a los canales digitales, ya sea a una aplicación, web y etc. para comprar un producto en un retail. Cuando los comercios prometían concretar una entrega en 48 horas o 72 horas, en algunos casos el tiempo de envío se extendía a semanas. Hoy es una pieza fundamental entregar un servicio 24/7 y comprometerse en las fechas de entrega, principalmente en los rubros retail y gastronómico. En el sector bancario hay que hacer los mismos esfuerzos, la idea es concretar una transferencia de forma veloz, o dar la posibilidad de que se tomen créditos de consumo vía 100% digital. En muchos casos los bancos ofrecen productos financieros online pero cuando el usuario llega a la última parte de la operación terminan solicitándole que se acerque a una sucursal.
Un aspecto positivo es que en muchos países los servicios digitales ya se están regulando y entonces la calidad ya no queda solo en manos de las empresas, sino que existen organismos que velan por los intereses de los clientes.
-¿Qué tan cierto es que una mayor digitalización efectivamente aumenta la bancarización?
-En Latinoamérica estamos dando un paso importante, pero hay que enfatizar en digitalizar a los que no están dentro del mercado. En Chile tenemos algunas experiencias. Existe un banco que está entregando cuentas corrientes a jóvenes que cumplen 18 años. También está disponible una tarjeta prepaga que no necesita de acreditación de renta para poder tenerla y sirve para hacer compras en los comercios, lo cual permitió que la gente que quizás no tenía tarjeta pague online.
Tenemos el caso de las CuentaRUT, que se les da a los chilenos a partir de los 14 años. Este fue un paso a la digitalización para que los jóvenes ingresen a los procesos de bancarización.
-¿En Chile se estableció un plan de formalización y digitalización utilizando los subsidios de emergencia COVID-19?
-Como las personas ya tienen acceso a las CuentaRUT, algo anterior a la pandemia, ya mucha gente contaba con cuentas. Por ende, se les depositó ahí la ayuda del Estado dirigida a los trabajadores del mercado informal o a los que se quedaron sin trabajo. Diría que ya veníamos con un proceso de digitalización que continuó el año pasado. En lo que respecta a la gestión privada, se experimentó con los sistemas contactless, billeteras digitales e incluso con los códigos QR para mantener el distanciamiento social. Creo que estas modalidades tienen futuro, más aún en Latinoamérica, donde el mercado es altamente informal.
-¿Por qué Chile le dio mucha importancia a la digitalización en comparación con otros países de la región?
Las otras economías digitales de Latinoamérica se están acercando bastante, pero el caso de Chile es particular porque se apoyó desde el Estado al proceso de digitalización. Hay organismos que dan soporte a los emprendedores desde el inicio de su actividad económica, por lo que las personas se atreven a empezar a trabajar. Además, existe apoyo económico para que un proyecto empresarial dé sus primeros pasos.
Existen políticas de Estado para impulsar negocios, esa es la diferencia. En muchos casos se dio capital semilla de 10 millones pesos e incluso montos más elevados para crear emprendimientos, principalmente startups.