En ese sentido, Luis Ávila, secretario general de la Cámara de la Cifarma, comentó que “el sector genera empleo directo para más de 7.500 personas e indirecto para alrededor de 12.000, dinamizando sectores conexos como plásticos, cartones, logística e importación de materias primas. Esto refuerza el motor económico y su influencia en al menos cinco industrias relacionadas. Sin embargo, el sector enfrenta desafíos económicos, como el desfase financiero del IPS y el Fondo de Salud, cuyas deudas afectan tanto a las industrias nacionales como a las importadoras”.
En los últimos años, la industria nacional avanzó significativamente, incorporando biotecnología y aumentando sus capacidades gracias al régimen de maquila. Esto permitió que los laboratorios locales trabajen para mercados regionales, especialmente Argentina y Uruguay, aprovechando las ventajas fiscales y una mano de obra competitiva. “Paraguay exporta productos farmacéuticos a países de América del Sur, América Central, Oriente Medio y Eurasia, logrando posicionarse como proveedor confiable gracias a la certificación de estándares internacionales por la OPS”, explicó Ávila. El sector incrementó sus exportaciones a US$ 73,7 millones en 2023, con un 77% correspondiente a medicamentos para uso humano.
El sector farmacéutico compite con productos importados, pero la inversión en alta tecnología y la mejora continua de la calidad fortalecieron su posición. A pesar de la expansión en mercados internacionales, ciertos destinos, como Brasil, mantienen restricciones que limitan el acceso. Sin embargo, acuerdos recientes con países como Colombia, Uruguay y Argentina buscan simplificar trámites de exportación y abrir nuevas oportunidades.
Para mantener la competitividad a largo plazo, desde Cifarma subrayaron la necesidad de continuar reinvirtiendo en utilidades en infraestructura, investigación y desarrollo (I+D), así como en la capacitación de personal altamente calificado. Las normativas internacionales dictadas por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) exigen un proceso constante de mejora y adaptación, por lo que las empresas deben asegurarse de cumplir con los más altos estándares de calidad. Sin una reinversión constante, las empresas paraguayas corren el riesgo de perder su competitividad.