“Nos encargamos de transportar y distribuir el lodo desde las plantas de tratamiento residuales hasta las olerías de Tobatí, donde se mezcla con los materiales de la zona para elaborar ladrillos, cerámica y artesanías decorativas de hasta 15 centímetros. Ayudamos a dar una mayor visibilidad a los artesanos y nos encargamos de retirar los productos y comercializarlos en el departamento Central”, refirió Nidia Criscioni, una de las propietarias de Ruruka.
Ruruka nació a partir de una idea de las emprendedoras Nadia Criscioni y Carmen Paredes, quienes se impusieron la tarea de utilizar lodos residuales de las plantas de tratamientos de efluentes de industrias y fábricas para elaborar productos finales.
Si bien el proyecto está en proceso de formación como empresa formal con la marca Ruruka, estiman que necesitarán unos US$ 20.000 para empezar a operar y cubrir todos los gastos de la empresa en los primeros cinco meses. Al término de ese tiempo, proyectan tener las primeras ganancias, y que la empresa se sostenga sola.
Respecto a la resistencia y bondad del material elaborado de Ruruka, afirmó que, por el momento, se encuentran en proceso de realización de las pruebas físico-químicas en laboratorio y en campo.
“Las empresas que trabajen con nosotras estarán apoyando la economía circular, así como a la comunidad de artesanos de Tobatí. Estamos utilizando un residuo y dándole una utilidad, ayudando al medioambiente”, sostuvo Criscioni.
Comentó que ya tienen contacto con empresas que se unirán al proyecto en el futuro. Pero explicó que están abiertas a la posibilidad de trabajar con cualquiera que desee unirse al proyecto.
“El beneficio de Ruruka al medioambiente es que se utiliza menos agua en la producción. También estamos utilizando menos recursos naturales de las canteras. Comprobamos que el peso de nuestros ladrillos es menor a los convencionales y en cada tanda de transporte podremos mover más unidades. Con eso, ayudamos a la reducción de emisiones de CO2”, destacó Nidia.
Por otra parte, enfatizó que por el momento no utilizan productos químicos en el proceso de elaboración de los ladrillos o artesanías; no obstante, siguen realizando pruebas a fin de determinar si los necesitan.
Agregó que les gustaría a ambas ayudar a la construcción de viviendas sostenibles y colaborar para que los artesanos de Tobatí puedan contar con un flujo constante de ingresos, creando un impacto económico en el interior del país.