El periodo de cultivo es de cuatro a seis meses y se podría tener hasta tres cosechas en Paraguay por el fotoperiodo, a diferencia de todos los países que actualmente producen cáñamo y solo obtienen una cosecha anual.
A lo largo de dos años, Paraguay, se consolidó como pionero en la incursión a este rubro en la agricultura familiar campesina y a seis comunidades indígenas, llegando a 13 de 17 departamentos. Además, proyectan captar el carbono emitido, transformando en carbono neutral positivo.
Galli resaltó que el cannabis no psicoactivo genera fibra de alta calidad para diversos usos, incluso para tejidos, y a su vez posee alto potencial como productor de biomasa. También produce semillas para muchas aplicaciones como aceites.
“Nuestro país puede ser un gran proveedor mundial. La pena es que están teniendo mucha dilación para el registro, en otros países ya se tiene y acá se está demorando. Necesitamos que las autoridades tomen en serio esto, para dar más celeridad a los productos y comercializar y exportar”, expresó.
El titular de la ARP consideró que para la explotación de su potencial real son necesarias políticas públicas para formar clústeres en conjunto con el sector privado, de modo que se desarrolle la rentabilidad y se asegure el mercado.
“También podría servir para transferir los cultivos de marihuana a otras variedades de cannabis no psicoactivo que tiene un gran potencial sin actuar al margen de la legalidad”, subrayó Galli, quien consideró que este rubro podría reemplazar no solo la marihuana, sino otros como el algodón.
Mientras que Marcelo Demp, presidente de la Cámara de Cáñamo Industrial del Paraguay (CCIP) y vicepresidente de la Asociación Latinoamericana de Cáñamo Industrial (Laiha), coincidió con Galli, en que desde la Dirección Nacional de Vigilancia Sanitaria (Dinavisa) “están frenando las habilitaciones”.
“Si se reemplazara toda esa materia prima, hoy ilegal (marihuana), donde se hacen ladrillos prensados con químicos tóxicos y se van de contrabando; Paraguay ya no incurriría en un negocio de contrabando”, indicó.
Agregó que toda la materia prima se transferiría a las industrias nacionales para generar diferentes valores agregados en diferentes categorías de productos. “En Paraguay sucedería una revolución industrial”, aseveró.
En efecto, se generarían impuestos para el Fisco, mano de obra para toda una cadena de producción, industrialización, distribución y comercialización, por lo que el potencial de cambio de rostro del país es inmenso.
“Es una nueva materia prima que el Paraguay no tenía y que pasaría a tener. Es una planta rústica, fuerte. El año pasado aguantó siete heladas. Ya estamos cosechando cáñamo dos veces al año”, precisó Demp.
Pedro Galli sobre el cáñamo: “Nuestro país puede ser un gran proveedor mundial”
“Creemos que es uno de los rubros con más potencial en Paraguay, sobre todo para cubrir el sector de pequeños y medianos productores, por las múltiples aplicaciones que tiene este vegetal en sus distintas variedades y está probado que se adapta perfectamente a las condiciones climáticas y de suelo de nuestro país”, dijo Pedro Galli, presidente de la Asociación Rural del Paraguay (ARP).