De los 10 países sudamericanos, solo dos están posicionados con grado superior (Chile y Perú) y dos permanecen con grado medio superior (Colombia y Uruguay), mientras que dos son categorizados con grado de no inversión especulativo (Brasil y Paraguay). "Desde el inicio de la crisis sanitaria, los inversionistas empezaron a resguardarse en oro y aunque exista una leve recuperación, la aversión al riesgo continúa. Esto afecta a la región porque incluso antes de la pandemia no estaba pasando por un buen momento", explicó el economista de Mentu, Gustavo Chamorro.
Para Chamorro, la posición de Paraguay se explica en que países como Perú y Chile tienen mayores incentivos para la inversión extranjera, facilidad para la apertura de empresas y otros factores que son determinantes para atraer capital. "A pesar de que la situación sanitaria sea mejor en Paraguay, Chile y Perú son más atractivos porque tienen un mercado bursátil más desarrollado. Nosotros aún tenemos poca profundidad en el aspecto financiero", manifestó.
Asimismo, el economista agregó que es categórico que podría haber reubicación de las inversiones que ya están en la región y Paraguay se beneficiaría del fenómeno. "La buena gestión de la crisis sanitaria hace que muchos inversionistas miren con buenos ojos a Paraguay. Hay indicios de que en el futuro llegarían capitales al país", acotó.
En este sentido, Chamorro enfatizó que Paraguay necesita que nuevas inversiones lleguen al país porque el sector industrial está muy golpeado. "Para esto tendremos que continuar con una política macroeconómica que busque la estabilidad, mejorar el clima de negocios y mejorar la oferta comercial. Lo que se haga actualmente debe ayudar a que el país tenga ventaja frente a otros cuando el mundo se recupere de la pandemia", argumentó.
Igualmente, resaltó algunas virtudes como la política fiscal y la mano de obra joven, dos factores que, a su criterio, caracterizan hace tiempo al clima de negocios local.
Ascenso del gasto público
Otro tema pendiente es el aumento del gasto público, que creció 10,8% respecto al mismo periodo de 2019. Además, esto se conjuga con una reducción de 12,2% de los ingresos del Estado, lo cual responde a la caída económica desde que inició la cuarentena sanitaria.
Según el último boletín de Mentu, el Gobierno tiene como desafío estabilizar la prudencia fiscal y gestionar de forma óptima el plan de reactivación económica para mejorar la condición crediticia y volver a acceder a financiamiento de forma más conveniente.