La alerta de Ayala encuentra un sólido respaldo analítico en las precisiones del economista Joaquín Sostoa, quien explicó la mecánica de este deterioro. "En los últimos 10 años la inflación en general subió más que el salario medio, sobre eso hay datos. Por eso es que existe una disminución del salario real medio", afirmó Sostoa. Esta afirmación grafica que el poder adquisitivo se erosiona de manera sistemática.
Sin embargo, Sostoa introduce un matiz crucial sobre la dificultad de medir este fenómeno con exactitud, ya que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) calculado por el Banco Central del Paraguay (BCP) es "muy amplio para ese consumidor de clase media o media baja", lo que significa que la canasta de precios utilizada podría no reflejar fielmente los gastos reales de estos estratos sociales.
Pero la explicación no se detiene en la mera constatación del fenómeno. Sostoa se adentró en las causas estructurales, desglosando las dos variables clave: el ingreso nominal y los precios. "El ingreso está determinado por la productividad y está determinado por el trabajador", señaló, apuntando a factores como la informalidad y el poder de negociación de los trabajadores. El diagnóstico es claro: "Hay una mezcla de esos dos factores y medio que está estancado el PIB per cápita. Evidencia que hay un problema estructural de la productividad".
Este estancamiento productivo es el caldo de cultivo para unos salarios que no despegan. Por el lado de los precios, Sostoa identificó un impulsor específico y sensible. "Los precios de los alimentos están empujando bastante el IPC, seguramente por las restricciones de oferta", agregó un dato que impacta directamente en el bolsillo de las familias, cuya canasta básica se encarece de manera constante.
La convergencia de ambos análisis pinta un panorama complejo. La exhortación de Gloria Ayala a cultivar la educación financiera en el ámbito doméstico surge no como una solución mágica, sino como un mecanismo de defensa indispensable ante una realidad macroeconómica adversa. Mientras Sostoa describe los cimientos fracturados del mercado laboral y la presión de costos, Ayala recordó la responsabilidad individual y familiar de administrar con inteligencia y moral un salario que vale cada vez menos. Juntos, sus argumentos forman un llamado de atención integral.