“El grupo nació por dos chicas que trabajaban en Honda y querían participar de algunas rodadas con los hombres. Como no se les permitía ir con ellos, formaron Ladies Riders Py, invitando a más mujeres. Es exclusivo para nosotras”, explicó López.
Actualmente, el club cuenta con más de 100 integrantes y es un espacio abierto a todas las mayores de edad que tengan una moto y ganas de compartir experiencias. “De momento somos un grupo multimarca. La única condición es querer salir a andar y compartir momentos juntas”, comentó Evelin.
La actividad principal de la comunidad son las rodadas, que se combinan con encuentros sociales. El fin de semana pasado, por ejemplo, celebraron un paseo de primavera que concluyó con una merienda entre todas las participantes. Además, tienen eventos simbólicos durante el año, como el Octubre Rosa, en el que se busca concienciar sobre la lucha contra el cáncer de mama.
Pero Ladies Riders Py no es solo un espacio para disfrutar de la moto; también funciona como una red de apoyo entre mujeres. Evelin contó que muchas atraviesan situaciones personales complicadas, desde maternidad hasta problemas de salud o depresión. “Entre todas nos apoyamos siempre. Algunas tienen que vender sus motos y volver a empezar, otras atraviesan momentos difíciles, y aquí encuentran contención”, aseguró.
El club busca además inspirar a otras mujeres a animarse a manejar motos, incluso de alta cilindrada. “Es admirable que una mujer ande en moto. Le animo a todas a perder el miedo. Obviamente no es fácil, pero se puede, siempre evitando circunstancias peligrosas”, dijo Evelin. En ese sentido, la seguridad y prudencia son fundamentales, pero no hay que dejar que el miedo detenga la pasión por andar en moto.
Para quienes deseen sumarse, el proceso es sencillo. Se puede escribir a través del Instagram del grupo, donde una de las integrantes responde y se solicita cierta información para que luego la comunidad vote si puede ingresar. “Eso es todo. Se le admite y se suma a nuestra hermandad”, explicó.
Ladies Riders Py no solo comparte la pasión por las motos, sino que ha creado un espacio donde la amistad, la solidaridad y la experiencia de vida se entrelazan sobre dos ruedas. Cada rodada, cada encuentro y cada historia personal se convierten en recuerdos que fortalecen los lazos entre sus integrantes, demostrando que el mundo del motociclismo también puede ser un espacio de inclusión y empoderamiento femenino en Paraguay.