La Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) estima que a nivel mundial la caída de los ingresos por la inexistencia de demanda de pasajes aéreos será de US$ 314 mil millones de millones, siempre y cuando las restricciones severas de viajes no se prolonguen por más de tres meses, plazo a punto de ser alcanzado o hasta superado en gran parte del mundo.
Desde mediados de marzo, no existen vuelos regulares de pasajeros desde y hacia Paraguay. Los resultados positivos que arrojó en el país la cuarentena estricta y el avance en las fases de la cuarentena inteligente hacen presumir que, en el mediano plazo, el Gobierno podría paulatinamente levantar los cierres de fronteras, seguramente con algunos países que representen menos riesgo para luego continuar con regiones más conflictivas sanitariamente hablando. Pero cuando ello ocurra, ¿estarán las líneas aéreas en condiciones de reiniciar operaciones de la noche a la mañana?
La respuesta no es clara y tiene muchos grises. Los latigazos de esta coyuntura sin precedentes alcanzan a todas y cada una de las compañías aéreas del mundo independientemente del tamaño y espalda financiera que tengan; algunas podrán sortear la adversidad, algunas desaparecerán y, en cualquier caso, emergerá una nueva aviación más modesta y acorde a la tempestad.
¿El relajamiento significará una avalancha de pasajeros esperando por volar? Sin dudas que no. El temor se apoderó de los viajeros. La industria va a despegar de a poco, impulsada al comienzo por el cliente corporativo y el tráfico étnico, y en menor volumen por el turismo de ocio, que lentamente va a volver a entrar en escena.
¿Qué deben hacer los estados para dar alivio a las aerolíneas? Tienen mucho que hacer, porque la aviación no es solo un avión que parte de un punto A y aterriza en un punto B; la aviación conecta al mundo y es un dinamizador de las economías de los países.
El caso de Paraguay es todavía más complejo, porque de por sí es históricamente menos protagonista en lo que respecta a atracción de pasajeros y por ende de líneas aéreas si lo comparamos con cualquier otra nación sudamericana, por lo que, debe potenciar los esfuerzos que ya venía haciendo para intentar salvar el nivel de conectividad de los últimos tiempos, y si eso sucediera, todavía habría un déficit en cuanto a rutas aéreas estratégicas para el país, que no se explotan debido a la frágil posición de Paraguay como plataforma receptiva versus sus vecinos.
Teniendo en cuenta la gravedad de la situación y volviendo al tópico inicial de este artículo, la JURCAIP solicitó a Dinac la aplicación de una serie de incentivos para el reinicio de la actividad aerocomercial, entre los que se destaca la exoneración de tasas aeroportuarias y de navegación aérea.
“Las tasas de protección al vuelo, estacionamiento, operaciones y asistencia en tierra percibidas por la Dinac en el Aeropuerto Internacional de Asunción Silvio Pettirossi deben ser exoneradas por un periodo no menor a 12 meses. Asimismo, cualquier tasa adicional percibida en concepto de operaciones nocturnas debe ser exonerada”, sugiere la JURCAIP en su misiva.
En respuesta a esta petición puntual, Dinac dijo haber ingresado el proyecto de ley al Poder Ejecutivo, quien debe autorizarlo o rechazarlo, pero por un plazo de seis y no de 12 meses, según trascendió, periodo que resultaría insuficiente suponiendo que prácticamente no existe flujo de caja en las líneas aéreas, a que las recomendaciones de distanciamiento social que se deberán implementar en los aviones (al menos en un primer momento) harán que los costos operativos se eleven al tener que llevar menos pasajeros, y sumados a un viajero reacio a volar o que lo hará solo ante escenarios impostergables. Pero estos varios meses sin movimiento no eximen a las empresas aéreas de las inversiones multimillonarias que deben hacer para mantener sus aeronaves en tierra y en condiciones de uso para cuando se las requiera, ni de tener que cumplir con los compromisos asumidos con sus acreedores y colaboradores, aún sin transportar ni un solo pasajero ni generar ingreso alguno. No obstante, la apertura y predisposición de Dinac para con sus clientes (las líneas aéreas) es una señal positiva como un gran e importante primer paso.
Si la industria aeronáutica en el mundo está en terapia intensiva, la industria aeronáutica en el Paraguay está en estado vegetativo. Es de vida o muerte para el país que las autoridades tomen muy en serio el asunto y comprendan que la aviación comercial solo puede traer beneficios. Todos los sectores involucrados deben unirse para llenar el tanque de oxígeno que el sector precisa para su supervivencia.
Fuente: aeronauticapy.com