Para comprender un poco mejor el panorama: lo primero que modifica el acuerdo Cartes-Macri fue el Anexo A, mediante la Nota Reversal Nº6/14, que introduce la figura de la gestión paritaria en la central hidroeléctrica, nombrando un director general por país con las mismas atribuciones. La segunda Nota Reversal es la N°2/17, que modifica el Anexo C (bases financieras) y fija la deuda de Yacyretá con el Tesoro argentino en US$ 4.084 millones a 30 años con 10 años de gracia, incrementando 20% el pago por cesión de energía a favor de Paraguay y un abono de US$ 635 millones por el 80% del territorio inundado.
Para la ingeniera industrial y asesora en temas eléctricos, Mercedes Canese, “aparte de reconocer una deuda inexistente, Paraguay volverá a refinanciarla y pasará de 6% -que corresponde a la energía contratada- a pagar la mitad porque en el 2023 Paraguay ya consumirá toda su energía. Otro punto grave es que con este acuerdo, Paraguay no reglamenta su soberanía sobre la energía. El Anexo C del tratado permite mejorar la oferta energética y no se hace uso de ese derecho, entonces perdemos US$ 500 millones anuales por no vender energía a precio de mercado”, expresó.
Como recomendación, Canese indicó que una vez revocado el acuerdo, Paraguay podría solicitar el uso de la totalidad de energía que le corresponde, una decisión que no le agradaría a Argentina porque no tiene cómo sustituir lo que Paraguay le cede, factor que obligaría a flexibilizar su postura en las negociaciones del Anexo C de Yacyretá. Hay que aclarar que el acuerdo no está en vigencia porque necesita la ratificación del lado argentino, por ende, al ser derogado en Paraguay impediría que avance.
¿Qué pierde Paraguay?
“Si es que el acuerdo llega a entrar en vigencia, Paraguay asume una deuda espuria siendo que lo que le corresponde debería ser cero o algún remanente verificado por la Contraloría General de la Nación. Argentina se llevó el 94% de la energía eléctrica, entonces son ellos los que deberían pagar”, declaró. Asimismo, la ingeniera complementó que Argentina fue responsable de que se genere menos energía porque “apuraron el desarrollo de las obras –según Canese- y entonces se responsabilizaron en conseguir los avales para que la construcción empiece en un plazo más breve pero no cumplieron”.
De acuerdo a Canese, la binacional empezó a producir energía a partir de 1994 y a cota plena recién en 2011, un hecho que afectó a los dos países, así como la disminución de los ingresos por venta de energía a consecuencia de la reducción de las tarifas para las empresas argentinas.
Tal vez la principal pérdida para Paraguay con el Acuerdo Cartes-Macri, a criterio de Canese, es la inclusión de la reglamentación de la soberanía energética establecida por el Anexo C, fragmento del tratado que permite cambiar la oferta energética, una alternativa viable para impulsar la venta de energía. “Existen potenciales compradores como Uruguay y Chile, que manifestaron la intención hace varios años”, acotó.
Aprovechar el contexto
Por último, Canese recordó que Mario Abdo Benítez había declarado que revocaría el acuerdo dado entre Cartes y Macri y que es muy probable que Argentina tenga un nuevo gobierno, dos elementos que constituyen una coyuntura favorable para realizar negociaciones que sean beneficiosas para ambos países.