La iniciativa se desarrolla en el marco del proyecto Forest4Life – Componente 2, financiado por la Unión Europea e implementado por el Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADES), la Fundación Moisés Bertoni, Guyra Paraguay y WWF-Paraguay. En este contexto, un equipo multidisciplinario trabaja de forma coordinada con el Ministerio de Defensa Nacional (propietario del área) para avanzar en la planificación y gestión efectiva de esta nueva unidad de conservación.
Como primer paso, se está llevando adelante una Evaluación Ecológica Rápida (EER), una herramienta técnica que permite identificar los principales ecosistemas presentes en la reserva, así como el estado de conservación de su flora y fauna. Según detalló Valentina Bedoya, oficial de Gestión Territorial de WWF-Paraguay, esta evaluación “busca recopilar información clave sobre la diversidad de especies, especialmente la presencia de especies emblemáticas o en peligro de extinción, para orientar los futuros objetivos de conservación”.
La Reserva Natural Mayor Infante Rivarola conserva una muestra representativa del ecosistema conocido como Chaco Seco, considerado el bosque seco tropical continuo más extenso del mundo. Su ubicación estratégica, en el límite con Bolivia, la convierte además en un nodo fundamental de conectividad ecológica entre unidades de conservación de ambos países.
Hacia el noreste del territorio paraguayo, la reserva se conecta con tres de las áreas protegidas más grandes del país: el Parque Nacional Defensores del Chaco, Médanos del Chaco y Tte. Agripino Enciso. En conjunto, estos espacios forman parte de corredores prioritarios para el desplazamiento de fauna silvestre, esenciales para asegurar la supervivencia de especies amenazadas como el jaguareté y el tagua.
La heterogeneidad del paisaje también hace única a esta área protegida. Bosques caducifolios xerofíticos, sabanas húmedas y bosques ribereños se combinan para dar lugar a una alta diversidad biológica. De acuerdo con los primeros resultados de la EER, durante las visitas de campo se registraron aves migratorias, especies endémicas del Chaco, una notable variedad de reptiles y anfibios, así como mamíferos en peligro de extinción, incluyendo tapir y jaguareté.
Si bien el potencial de conservación es elevado, los especialistas identifican también una serie de amenazas que requieren atención inmediata. Entre las principales se encuentran el atropellamiento de fauna silvestre, la cacería furtiva, la gestión inadecuada de residuos y el riesgo de incendios, especialmente en zonas donde existe transporte frecuente de combustibles.
Bedoya advirtió que “estos impactos, derivados de actividades humanas, representan una presión creciente sobre un ecosistema que ya enfrenta vulnerabilidades estructurales. Identificarlos adecuadamente es esencial para diseñar estrategias de manejo efectivas”.
Concluida la Evaluación Ecológica Rápida, se iniciará el co-diseño del Plan de Manejo junto con el Ministerio de Defensa Nacional y el MADES. El documento integrará valores ecológicos, culturales y operativos, además de definir acciones prioritarias, mecanismos de control y monitoreo, y los recursos técnicos necesarios para la gestión sostenible del área.
Otra dimensión clave será la participación de actores locales. Si bien el proceso aún se encuentra en una etapa inicial, el plan contemplará la identificación de instituciones, organizaciones civiles y referentes del territorio que puedan contribuir a una gestión colaborativa de la reserva.