El jefe de la misión, Mauricio Villafuerte, manifestó que desde el 2019 los shocks externos, sequías, inundaciones y la pandemia de COVID-19 golpearon duramente a la economía paraguaya, sin embargo, al final del año pasado se logró un aumento del PIB de 4,2%. Lo crítico es que al parecer la recuperación económica se detuvo en este primer trimestre del año.
"La situación fiscal mejoró en el 2021 por la disminución de los gastos y el repunte de los ingresos. El déficit del gobierno central cayó a 3,7% del PIB, después de que en el 2020 haya llegado a 6,1%", subrayó Villafuerte. Sin embargo, en el 2022 el panorama ya no es tan auspicioso
Según la comitiva del FMI, el menor crecimiento económico impactará negativamente en los ingresos fiscales, mientras que la reciente creación del subsidio al combustible y los pedidos de incremento salarial para la función pública ponen en riesgo la estabilidad fiscal. En el ámbito social, estimaron que el Estado todavía dispone de espacio para programas de contención económica, solo que hay que hacer una mejor identificación de las personas con mayor vulnerabilidad.
Lentitud para cambios drásticos
"Una reforma estructural es algo que cambia sustancialmente la orientación de la economía y la orientación misma de la sociedad. Paraguay va lento en todo aquello que requiera de cambios drásticos", afirmó la economista de Mentu, Martha Coronel. Según el informe del FMI, las reformas de las pensiones, del servicio civil, la educativa y la de salud son necesarias para mejorar la calidad de vida del país, pero no parecen avanzar.
Para Coronel, la lentitud se da más en la formación de capital humano, lo que el FMI incluyó en su informe. "Necesitamos gente capaz de enfrentar los nuevos desafíos que la nueva realidad representa. También urgen condiciones como para desarrollar nuevas formas de producir o agilizar la producción actual", señaló.
Para lograr eso, la economista apuntó que la inversión en infraestructura y el fortalecimiento de las mipymes es más que fundamental. En el último caso, precisó que no hay que dejarlas de lado porque representan poco más del 90% de las unidades económicas y más de la mitad del ingreso generado en el país.
Sobre el clima de negocios, otro aspecto que para el FMI está estancado, Coronel opinó que, dependiendo de cuál índice se tome y con qué países nos comparemos, estamos relativamente bien. "Si tomamos el índice de la Getulio Vargas estamos solo detrás de Uruguay, no obstante, eso nos ubica al intermedio a nivel mundial por nuestras debilidades institucionales", argumentó.
Coronel recordó que en Paraguay abrir un negocio demora, las gestiones son engorrosas, además de la alta informalidad, la cual genera un nivel de competencia no legal que restringe la ganancia de los inversores formales.
"Paraguay debe cambiar su modelo económico, somos agrodependientes y clima dependientes. Triangulamos y eso no es conveniente cuando hay shocks externos”, concluyó.