No es exactamente una novedad, porque la llamada jornada laboral no lineal ya se estaba incorporando en algunos lugares de trabajo, pero la crisis sanitaria aceleró la adopción de algunas tendencias, y las probó sobre el terreno, con resultados positivos.
Un estudio de Great Place to Work mostró que antes de la pandemia, solo el 5% de los colaboradores estadounidenses trabajaban desde su casa. En mayo del 2020, esta cifra aumentó a más del 60%.
Hoy se puede decir que las jornadas no lineales ya forman parte del abanico de opciones del empresario y del trabajador para maximizar el rendimiento y la productividad. Está modalidad no llegó para reemplazar a la jornada tradicional en la que el trabajador cumple un horario, por ejemplo de 8:00 a 17:00 (descanso incluido), sino para complementarla y ampliar las alternativas.
¿Qué es una jornada no lineal? Es aquella en la que el trabajador desarrolla su labor en el momento y en el lugar que más le convenga, sin las restricciones que impone el horario de bloques y haciéndolo en las llamadas ráfagas flexibles y concentradas, repartidas a lo largo del día.
La idea es que un empleado pueda organizar sus tiempos en torno a su vida personal sin estar constreñido por la rigidez de un horario preestablecido. Esta modalidad puede combinarse con la tradicional y, de hecho, la forma híbrida también va ganando terreno, y si bien tampoco se trata de algo nuevo, la tecnología hoy permite la adopción del trabajo remoto o a distancia para algunas tareas
¿Cuáles son sus ventajas? “De acuerdo a nuestros estudios las jornadas no lineales incrementan la flexibilidad en el lugar de trabajo, lo que le da al colaborador un sentido de mayor confianza hacia su lugar de trabajo”, afirmó Nicolás Bóbeda, account executive de Great Place to Work.
También genera un círculo productivo en el que la firma empleadora confía más en su trabajador, quien a su vez siente que no está siendo supervisado constantemente. Además, se le da al colaborador un espacio más distendido, más relajado para que realice su tarea. “Entonces se puede enfocar un poco más allá y tener mayor productividad. Tiene más energía para trabajar”, añadió Bóbeda.
Trabajar desde casa no es solo igual de productivo que trabajar desde la oficina, incluso hasta más, según Great Place to Work. Un estudio de dos años de análisis realizado por la entidad a más de 800.000 colaboradores de las organizaciones de la lista de Fortune 500, demostró que la mayoría declaró que los niveles de productividad se mantuvieron o fueron incluso mayores a partir del trabajo remoto.