"Esta planta tiene muchísimas bondades, pero por supuesto se tiene que hablar de dosis y de cómo se utiliza, esta modificación que despenaliza el autocultivo nos parece otro paso más que importante", indicó.
Este setiembre, la Cámara de Representantes de Estados Unidos decidirá el rechazo o la aprobación de la Ley MORE (Marihuana Opportunity, Reinvestment and Expungement Act), que despenaliza el cannabis a nivel federal y lo elimina de la ley de sustancias controladas, explicó Fischer.
Lo que se factura en 20 estados de EE.UU. y también en Canadá, que están habilitados para comercializar productos a base de cannabis, “podemos afirmar que en caso de seguir esta línea, podríamos convertirnos en uno de los mayores exportadores de este segmento”, manifestó.
"Es mirar los procesos de países que están trabajando hace tiempo con esta planta y tomar esos conceptos y adaptarlos a nuestra realidad. Con esto podemos aprovechar la demanda internacional de productos hechos a base de cannabis, y hacerlo antes de que ingresen otros grandes competidores regionales como serían Brasil, Argentina o México", apuntó.
Para Fischer, la despenalización sirve para no mirar el lado criminal de la planta, más bien para sentar reglamentaciones simples, que permitan transformar esa tendencia de grandes exportadores de forma ilegal, a controlar los cultivos, reducir el negocio de las drogas y con esto aumentar las recaudaciones tributarias o los ingresos de los productores (que pasarían al sector formal).
Según Fischer, el cannabis posee infinidad de usos, ya que puede servir para producir medicamentos, alimentos, tejidos, ladrillos, papeles, plásticos u otros artículos. “Al ingresar a este segmento, se compite en un mercado global que mueve US$ 390.000 millones”, aseguró.
"Hay que dar los siguientes pasos, para no quedar atrás cuando los otros países empiecen a exportar productos a base de cannabis. Entonces, así iremos ganando terreno y a posicionarnos como uno de los exportadores de confianza", culminó.