En entrevista con InfoNegocios, Pilar contó que siempre le atrajo el mundo de las flores pero que no fue hasta el 2020, que decidió emprender en el rubro. “Yo estudié comercio internacional en Paraguay y luego hice un máster en marketing en Barcelona, pero la verdad, siempre me interesó mucho ingeniería agronómica porque a mí me encanta el campo, pero finalmente terminé optando por otra carrera”, relató.
Recién estando en Barcelona, rodeada de florerías y viveros, descubrió su verdadera pasión. “Había una florería que abría las 24 horas, era un invernadero gigantesco en el medio de la ciudad, siempre me iba y quedaba fascinada con la cantidad de variedades que tenían y también porque te daban la opción de armar tu propio ramo”, comentó.
Visitando el lugar encontró unas flores que su abuela cultivaba en su casa, en Uruguay y que le gustaban mucho, llamadas agapantos, lo que la llevó a rememorar su infancia. “Cada tanto iba y compraba algunas y armaba ramos para decorar mi departamento, lo que me hizo pensar en un momento lo feliz que sería si tenía mi propia florería. Pero era un plan Z para mí”, manifestó la emprendedora.
Al retornar de Barcelona, días antes de que arranque la pandemia, aprovechó la larga cuarentena para analizar qué camino tomar. Quería emprender algo que formara parte de su esencia, que le recordara a su abuela y que la mantuviera conectada a sus raíces, por lo que decidió inclinarse por la floricultura.
“Empecé a ver con despachantes el tema de importación de flores, pero no me convenció mucho porque me parecía que le faltaba corazón, quería algo un poco más mío. A partir de allí cambie de rumbo y comencé a buscar donde comprar semillas de flores para plantar. Luego, le comenté a mis padres mi idea de cultivar mis propias flores, y ahí ellos me ofrecieron utilizar un terreno que teníamos en Surubi´i que tenía una pequeña casita que estaba prácticamente abandonada”, refirió.
Con ayuda de su mamá, que es arquitecta, levantaron y mejoraron poco a poco el lugar. “Con nuestras manos, pintando las persianas, arreglando el salón, entre otras cosas, logramos darle personalidad y quedó hermoso”, destacó.
Tras terminar la casita, empezaron a parcelar el terreno y a diseñar como sería el jardín. “Fue todo muy empírico porque como yo no tenía muchos conocimientos sobre agronomía, me instruí leyendo libros, viendo videos y aprendiendo de otras floristas y granjeras del mundo, para poder empezar”, añadió.
Arrancó importando semillas del exterior de variedades que en Paraguay no hay, ya que desde un principio su idea fue cultivar especies diferentes. “Acá, todo el mundo conoce las rosas, las gerberas, las orquídeas, los conejitos, las gipsófilas y los girasoles, y básicamente con esto trabajan todos, pero yo no quería lo mismo, quería otras flores que inspiren y den ganas de admirarlas”, remarcó Pilar.
Así nació La Pilarica, y tras mucho ensayo y error, poco a poco la joven fue dominando como cultivar con éxito las diversas variedades que importó, entre las cuales se encuentran: Zinnia, Cosmos, Salvia azul, Rudbeckia, Echinacea, Centaurea cyanus, Lavanda, Caléndula, Gaillardia o flor de manta y girasol rojo.
“Hago muchos ramos de novia, siempre tengo pedidos, así como también ramos ya armados que los voy haciendo en la época en la que tengo muchas flores, los preparo, los voy lanzando y los vendo hasta que se me acaben todos. La mayoría de las variedades que cultivo son de estación, lo que significa que tienen un periodo de vida de tres a cinco meses, más o menos”, precisó.
También decora casamientos, pero en estos casos se abastece con un importador que siempre le provee las flores, ya que la cantidad que se necesita es mayor. “Pero siempre les doy un toque personal con algunas de mis flores o hago el ramo de la novia netamente con mi producción, y al resto de la decoración lo combino, para darle un toque original”, resaltó.
Al ser consultada cuales son las flores que más demandadas por los clientes, indicó que son los girasoles rojos y las zinnias. “Siempre que tengo girasoles rojos se van enseguida, a la gente le encanta, porque es diferente”, subrayó.
Además de la venta de flores, la granja es muy solicitada para sesiones de fotos, talleres, clases de yoga y algunos eventos boutique. “Muchísima gente se comunica regularmente conmigo para pedirme que les alquile la granja para diferentes eventos, porque la verdad, como mencioné anteriormente, el lugar es muy hermoso y tiene mucha personalidad, pero por el momento solo lo alquilo para eventos pequeños”, aclaró.
Algunas empresas y marcas que ya han organizado eventos y actividades en el establecimiento son Artemera, Feria Asunción, Sueñolar, María de la Paz, L'occitane, entre otras.
“Tengo proyectado habilitar también este año, a partir de abril hasta aproximadamente octubre, un espacio para tomar café y un pequeño mercadito, los fines de semana, para que la gente además de conocer el lugar y contemplar las flores, pueda relajarse comprando productos como pan casero, miel, dulce de leche y otros más. Así como también, tengo pensado más adelante realizar un festival gastronómico y ferias”, adelantó. Para más información sobre La Pilarica contactar al (0972) 903-233 o ingresar a su Instagram @la___pilarica.