Actualmente hay tres empresas que están sembrando de manera extensiva el cáñamo industrial en nuestro país y la cosecha de esta temporada, que se hará en los próximos 10 días, ya está prácticamente vendida a países como Canadá, Estados Unidos, Alemania, Australia, entre otros, admitió Demp.
Paralelamente se está empezando con la siembra de invierno (zafriña) con grandes productores y pequeños productores, que son parte de la agricultura familiar campesina.
Asimismo, las empresas estarán presentando esta semana un contrato mediante el que se comprometen a comprar toda la cosecha de los productores y ofrecen líneas de asistencia financiera para la adquisición de semillas o maquinarias.
“Hoy se está sembrando cerca de 2.000 hectáreas de cáñamo y si bien depende el rendimiento de muchas variables, es posible que se alcance por lo menos unas 3.000 toneladas para este año”, apuntó.
Según Demp, entre los 10 países que comprarán la producción se encuentran Holanda, España, Canadá, Alemania, Australia, Francia y Estados Unidos.
Al manejar una superficie de 2.000 hectáreas “nos convertimos en los pioneros de la producción de cáñamo industrial en la región (de México para abajo)”, resaltó.
Incluso, todos los países de la Unión Europea poseen una superficie de cultivo de 40.000 hectáreas y hace 10 años que trabajan con estas variedades.
“Toda España hace 600 hectáreas, entonces hoy somos más de tres veces lo que son ellos. Ya se exportó hace unos meses las primeras cargas de alimentos de cáñamo y ahora se exportarán las primeras cargas de fibras, a industrias textiles”, señaló.
Demp consideró que el impacto económico no se limita a las empresas, sino también a los productores. En la cosecha de un producto convencional cada uno puede ganar un promedio de G. 2.500.000 por hectárea, pero con el cáñamo la cifra asciende a G. 10 millones.
Aparte, el cultivo se da dos veces por año, puntualizó el representante. Actualmente existen casi 5.000 familias involucradas en el proceso, finalizó.