Ronal Iván Palmerola, de apenas 25 años, es hoy quien lleva adelante el legado que inició su padre. “Yo ya nací entre el mimbre, como siempre digo. Mi papá se dedica prácticamente toda su vida a esto, y tanto mis hermanos como yo crecimos viendo este oficio. Con el tiempo fui el que más se dedicó al negocio”, contó Ronal, propietario de la mimbrería.
La empresa mantiene su esencia familiar, pues en la actualidad trabajan Ronal y su padre, acompañados por un equipo de más de cinco personas en el taller, además de colaboradores tercerizados que aportan desde sus hogares. Es una cadena artesanal que conserva lo mejor de las técnicas tradicionales, pero que también busca innovar en cada pieza.
El auge de la artesanía tras la pandemia jugó un papel esencial en el posicionamiento de la marca. “Por suerte la artesanía en general tuvo un buen auge, empezó a gustar mucho a la gente y más desde la pandemia. Y yo trato de que nuestro trabajo sea diferenciado en cada detalle, soy muy detallista y busco cambiar esa mentalidad de que la gente no se da cuenta de las terminaciones. Creo que justamente ahí está nuestra diferencia: la calidad y el detalle en cada trabajo”, explicó Ronal.
La propuesta de Mimbrería Palmerola va más allá de la venta de muebles tradicionales de mimbre. Su catálogo incluye fabricación personalizada según los diseños que el cliente proponga, restauración y mantenimiento de piezas, y trabajos especiales en conjunto con decoradores. La atención se centra en ofrecer soluciones a medida, con un enfoque artesanal que realza lo natural.
Ubicados en Asunción, los Palmerola realizan envíos a todo el país y, aunque aún no exportan, ya piensan en la posibilidad de llevar sus creaciones más allá de las fronteras. Sus materiales de trabajo incluyen no solo mimbre, sino también karanday, ratán natural y esterilla, fibras que —si bien no son desconocidas— todavía sorprenden a muchos clientes que descubren sus aplicaciones en mobiliario y decoración.
El negocio se fortalece con un boca a boca positivo y con la presencia en redes sociales, donde muestran tanto el proceso como los resultados terminados. En Instagram ya superan los 25 mil seguidores, lo que evidencia el interés creciente por este tipo de artesanía y su adaptación a estilos modernos de decoración.
La firma es un símbolo de cómo la tradición familiar puede transformarse en un emprendimiento vigente y en crecimiento. Para Ronal, mantener vivo este oficio implica también un compromiso cultural: “La gente valora nuestro trabajo porque se da cuenta de que innovamos bastante. Eso nos motiva a seguir creando y a cuidar cada pieza como si fuera única”.
Con la mirada puesta en el futuro, el joven emprendedor se plantea seguir expandiendo el negocio, sin perder la esencia artesanal que lo caracteriza. La Mimbrería Palmerola sigue tejiendo una que demuestra que en Paraguay la artesanía sigue más viva que nunca.