“El mykurẽ no está protegido en la práctica. La gente cree que es peligroso o transmisor de enfermedades, y esa desinformación termina siendo una de las mayores amenazas”, señaló. La expansión urbana, los desmontes y los incendios forestales reducen cada año el territorio natural de estos animales, empujándolos a convivir cada vez más cerca de zonas habitadas.
Desde hace años, Knöpfelmacher trabaja en el rescate, cuidado y rehabilitación de fauna silvestre, siempre dentro del marco legal. Cuenta con registro nacional de vida silvestre y experiencia técnica, pero asegura que en los últimos tiempos su labor se vio seriamente limitada por exigencias administrativas del Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades). En particular, cuestiona el cobro de un canon por “tenencia” de animales silvestres.
“Estos animales no son mascotas. No los tenemos por placer. Los recibimos únicamente para cuidarlos, rehabilitarlos y devolverlos a su hábitat”, enfatizó. Según explicó, equiparar el trabajo de rescate con la tenencia de fauna silvestre como mascota es un error conceptual que desconoce la realidad del trabajo voluntario y técnico que realizan rescatistas independientes.
Knöpfelmacher tuvo que suspender la rehabilitación activa de animales, a pesar de contar con formación, infraestructura y años de experiencia. “Todo lo hacemos con recursos propios, sin pedir ayuda económica al Estado ni a ninguna autoridad. Aun así, nos vimos obligados a frenar”, dijo.
El manejo del mykurẽ, además, no es sencillo. Se trata de un animal silvestre que requiere cuidados específicos, especialmente cuando se trata de crías huérfanas. La alimentación varía según la edad y el estado en que ingresa el animal, y uno de los principales desafíos es evitar la impronta con humanos. “Si se acostumbran a las personas, después no pueden volver a la vida silvestre. El objetivo siempre es la liberación”, detalló la especialista.
La rehabilitación demanda tiempo, espacio adecuado, conocimientos técnicos y recursos económicos constantes. “Es un trabajo serio y de mucha responsabilidad”, subrayó. Por eso, considera que el enfoque institucional debería diferenciar claramente entre rescate, rehabilitación y tenencia ilegal de fauna.
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