Desde joven, Nathalia ha sido una emprendedora nata. A los 15 años se dedicaba a crear piñatas, centros de mesa y otros artículos decorativos hechos a mano. Durante la pandemia, siempre buscando nuevas formas de ganarse la vida, se aventuró con los peluches amigurumi hechos de crochet. Lo que comenzó como un regalo para una prima, rápidamente se convirtió en un negocio cuando familiares y amigos empezaron a hacerle pedidos.
Con el tiempo, Nathalia fue perfeccionando sus habilidades y comenzó a experimentar con diferentes materiales. A solicitud de una clienta, dejó el crochet para probar con telas y descubrió una nueva forma de personalizar sus creaciones. Aunque el primer peluche de tela no fue perfecto, su determinación y deseo de mejorar la llevaron a refinar sus técnicas, convirtiéndose en una artista autodidacta que aprendió a base de tutoriales, ensayo y error.
Hoy, Nath Peluches ofrece peluches únicos y personalizados, confeccionados a pedido según las necesidades de cada cliente. Desde réplicas de mascotas ganadoras de premios hasta personajes de series animadas, Nathalia es capaz de crear aquello que no se encuentra en ninguna tienda convencional.
"Mis peluches son únicos porque los hago exactamente como el cliente me los pide", explicó. Esta habilidad para materializar las ideas de sus clientes es lo que hace que cada creación sea tan especial.
El éxito del emprendimiento ha llevado a Nathalia a utilizar una amplia variedad de materiales como tela polar, tela hipoalergénica, piel sintética y lana, dependiendo de los requerimientos del cliente. La personalización es clave, y esto se refleja en los pedidos que recibe: desde peluches de personajes famosos hasta animales y plantas. Muchas veces, estos pedidos son tan específicos que incluyen detalles como el nombre del dueño bordado en cada peluche.
En cuanto al perfil de sus clientes, Nathalia mencionó que los pedidos más comunes provienen de madres que buscan regalos especiales para sus hijos.
"Siempre hay que confiar en uno mismo y en el trabajo que uno hace", comentó Nathalia al hablar sobre su experiencia como emprendedora. Reconoció que no todos los días son iguales y que, en ocasiones, las ventas pueden ser bajas. Sin embargo, su consejo principal es nunca desistir y siempre buscar reinventarse. Además de los peluches, Nathalia también ha expandido su oferta a llaveros, disfraces y otros productos, asegurando así la sostenibilidad de su negocio.
Con una visión clara para el futuro, Nathalia sueña con que Nath Peluches crezca más allá de sus manos. Aunque por el momento todo depende de ella, espera poder delegar funciones como el corte y la costura a otros colaboradores, lo cual le permitirá enfocarse en los diseños y atender una creciente demanda mayorista. Recientemente, abrió un local en Lambaré, donde ya cuenta con personal que le ayuda a atender a los clientes y a confeccionar los pedidos.
Nath Peluches es más que un emprendimiento; es el resultado del esfuerzo, la pasión y la creatividad de Nathalia, quien ha sabido transformar la adversidad en una oportunidad para crear algo único y valioso. En pocas palabras, sus peluches son "únicos, personalizados y bellos", pero, sobre todo, son una muestra del poder de la perseverancia y el talento hecho a mano.