Lo que comenzó como un simple experimento casero terminó convirtiéndose en Olympus, una empresa familiar dedicada a la producción de cosméticos —principalmente perfumes, pero también ambientadores y aceites esenciales— que hoy suma cinco años de trayectoria y que, de a poco, va posicionándose en el mercado local.
“Primero fabriqué un perfume para mí, después para mi señora, luego para algunos amigos… y de a poco este hobby se convirtió en una microempresa”, recordó Ruiz, quien antes de dedicarse a su pasión había hecho carrera en la industria del plástico, tanto en Paraguay como en Italia.
Los primeros tres años estuvieron marcados por la investigación, las pruebas y las combinaciones. Recién en 2023, Olympus se animó a salir tímidamente al mercado, presentando sus primeras creaciones en ferias y circuitos alternativos de venta. Hoy la marca cuenta con habilitación de Dinavisa y está en proceso de obtener las Buenas Prácticas de Fabricación, requisito clave para registrar formalmente sus productos a nivel sanitario.
El nombre no fue casual: inspirado en los dioses del Olimpo, Olympus bautizó sus primeras fragancias con referencias mitológicas. Afrodita, un perfume femenino que rápidamente conquistó a las clientas, y Mercury, su versión masculina, fueron las pioneras. Actualmente, la marca ofrece ocho fragancias para damas y ocho para caballeros, todas desarrolladas en su propio laboratorio ubicado en Luque, muy cerca del Centro Internacional de Tenis.
A diferencia de otros emprendimientos que requieren grandes capitales, Olympus nació con una inversión inicial modesta. “Calculo que no habré invertido más de G. 5 millones al comienzo, en pruebas y materias primas. Después, todo lo que ingresaba lo reinvertía: en stock, insumos, mejoras del laboratorio y packaging para que el producto tenga una presentación premium”, explicó Ruiz.
Hoy los perfumes se comercializan en tres presentaciones: la de 10 ml, pensada como “puerta de entrada” para que el cliente pruebe (a solo G. 30.000); la de 30 ml; y la de 50 ml, que se posiciona como la línea premium, a G. 150.000. Una propuesta que busca democratizar el acceso a fragancias de alta calidad, ofreciendo opciones locales a precios mucho más accesibles que las importadas, que suelen superar los USD 100.
El sello nacional es uno de los mayores orgullos de Olympus. “Es un producto 100% paraguayo, pero que no tiene nada que envidiar a los perfumes importados”, afirmó Ruiz, convencido de que la industria local tiene potencial para competir con los gigantes del sector.
Sin local físico por el momento, la comercialización se da principalmente a través de delivery y la participación en ferias como Palmear, en San Bernardino, y el ASU Megafest. Estas experiencias no solo les permiten mostrar sus productos, sino también conectar con clientes que muchas veces terminan convirtiéndose en embajadores de la marca.
“Tenemos clientes que nos compraron en una feria, se enamoraron del producto y hoy lo revenden en sus propios locales, incluso en el Chaco”, contó el ingeniero. Esa fidelidad es lo que le da fuerza al emprendimiento: el boca a boca y la satisfacción del consumidor que vuelve una y otra vez.
Consolidar la marca, abrir eventualmente una tienda física y seguir ampliando su catálogo son los próximos pasos de Olympus. Mientras tanto, Ruiz insiste en destacar la esencia de su proyecto: la combinación de ciencia, creatividad y pasión, al servicio de un producto nacional de calidad.
“Somos una empresa familiar, 100% paraguaya. Empezamos de la nada y hoy tenemos un camino que nos llena de orgullo”, resumió el creador de Olympus, convencido de que su historia recién comienza.