Por primera vez en décadas, el país está sentando las bases para que sus micro, pequeñas y medianas empresas dejen de ser actores secundarios de la economía y se conviertan en el verdadero motor de desarrollo. Con una estrategia de múltiples frentes, que combina financiamiento, formalización, acceso a grandes compradores y un salto hacia el comercio electrónico transfronterizo, el Viceministerio de Mipymes se propone reconfigurar el tejido empresarial nacional. “La clave está en darles las herramientas adecuadas para que puedan vender más, crecer y sostenerse en el tiempo”, resumió Giménez.
Uno de los principales desafíos que enfrenta el ecosistema emprendedor es la formalización. De las 450.000 mipymes que existen en Paraguay, según el último boletín disponible, solo unas 43.000 están completamente formalizadas ante el Ministerio de Trabajo y la Subsecretaría de Estado de Tributación, es decir, menos del 10 % del total.
Esta informalidad limita sus oportunidades de expansión. “Nuestro enfoque está en revertir eso porque la formalización no solo implica pagar impuestos, implica acceso a derechos, crédito y mejores oportunidades de negocio”, enfatizó Giménez.
En esa línea, el Gobierno apuesta por instrumentos financieros que cambiarán el juego: por un lado, el Fondo de Garantía del Paraguay (FOGAPY), ya en funcionamiento, y por otro, el inminente Fondo Nacional de Mipymes, cuya ley se encuentra en fase final de reglamentación y será presentada al Ejecutivo esta misma semana.
Este nuevo fondo permitirá, además, la implementación de una plataforma de negociación de cheques, pagarés y facturas, que apunta a resolver uno de los mayores cuellos de botella del sector: la falta de liquidez de corto plazo. “La idea es que una mipyme pueda venderle a una gran empresa o a un proveedor del programa Hambre Cero, y que pueda descontar su factura sin esperar 90 días. Eso les da oxígeno financiero inmediato”, explicó el viceministro.
Con estas herramientas listas, se abre una oportunidad histórica para las pequeñas empresas: las compras públicas. Solo en el programa Hambre Cero, el potencial de negocio estimado es de US$ 100 millones para la agricultura familiar y las mipymes en los próximos tres años, pero la verdadera mina de oro está en el mercado estatal total, entre US$ 500 y US$ 600 millones anuales, según estimaciones oficiales.
“Nuestro objetivo es que las mipymes puedan convertirse en proveedoras de los grandes compradores del Estado. Esto, además de generar ingresos, fortalece la producción nacional y distribuye riqueza en el país”, sostuvo Giménez.
Según los datos del Viceministerio, el 93% de las mipymes ya utiliza redes sociales como WhatsApp, Facebook e Instagram para vender, pero solo un 13% utiliza sistemas de gestión empresarial. “Hay un potencial gigantesco en la profesionalización digital. Con capacitación y herramientas pueden acceder a nuevos mercados con muy baja inversión inicial”, aseguró.
“Con el programa Exporta Fácil, desarrollado en alianza con la Dirección Nacional de Correos, empresas paraguayas están vendiendo carteras de cuero a Alemania, confecciones a Francia y Estados Unidos, y productos artesanales a Portugal y Chile. Hoy son menos de 200 las mipymes exportadoras, pero nuestro objetivo es multiplicar ese número”, explicó.
El Viceministerio trabaja bajo el modelo de la “triple hélice”, articulando esfuerzos entre el sector público, privado y académico. A través de los Centros de Desarrollo Empresarial, el sector privado colabora en la formación y asistencia técnica a emprendedores; y en el frente financiero, las alianzas con bancos apuntan a facilitar las cuentas básicas mipymes, diseñadas para fomentar la inclusión financiera.
“Todo esto tiene sentido si se traduce en oportunidades reales para los emprendedores. Por eso trabajamos en conjunto con gremios, cámaras, bancos e instituciones educativas. Nadie puede hacerlo solo. Estamos viendo una apuesta decidida por la creación de empresas, por la capacitación y por la innovación. El ecosistema emprendedor paraguayo está madurando”, afirmó el viceministro.
Lo que se viene es aún más prometedor. Si la reglamentación del nuevo fondo se aprueba y las herramientas financieras se activan, Paraguay podría estar entrando en una nueva era de desarrollo empresarial desde abajo hacia arriba. “Una mipyme que crece no solo genera empleo, también genera soberanía productiva, arraigo y competitividad nacional, y ese es nuestro norte”, concluyó Giménez.