“Paraguay se encuentra muy bien y se destaca en cuanto a su producción agrícola conservacionista, que es la que viene desarrollando desde hace más de 30 años a través del sistema de siembra directa (SSD). Años atrás, llegamos incluso a ostentar el récord mundial y actualmente, aunque no se hizo ninguna medición mundial en los últimos tiempos, sabemos que continuamos en los primeros puestos”, aseguró.
El sistema de siembra directa o labranza cero, como también se lo conoce, es un método de producción agrícola en el cual la semilla es depositada directamente en un suelo no arado donde se mantienen los residuos del cultivo anterior en superficie o de abonos verdes.
Es considerada la mejor opción para lograr un elevado grado de conservación en cultivos anuales, en la que la supresión de las labores mecánicas sobre el suelo es total.
El titular señaló que el SSD cubre aproximadamente entre el 90% y 95% de los cultivos en nuestro país, principalmente de granos y que tanto pequeños como medianos y grandes productores están adoptando este sistema. “Paraguay tiene aproximadamente 3.5 millones de hectáreas de siembra de soja, detrás viene el trigo, después el maíz, los abonos verdes, la avena y luego, una serie de especies que se encuentran dentro del programa de rotación de cultivos, los cuales en su gran mayoría están siendo producidos bajo el sistema de siembra directa”, especificó.
“Es por ello que, desde la Fepasidias, estamos muy contentos con el desarrollo y el excelente manejo de los suelos, que están teniendo nuestros productores y de la rentabilidad por hectárea que han logrado con el SSD”, agregó.
Cubilla comentó que el 2013, a partir de un estudio realizado, se había registrado una disminución importante del área de cultivos con SSD, bajando a un 73%, pero que tras una fuerte campaña impulsada por la Fepasidias, con el apoyo de otros gremios vinculados a producción, se logró nuevamente incrementar la superficie de cobertura hasta alcanzar las cifras que hoy en día distinguen al país internacionalmente en lo que se refiere a agricultura sustentable.
La implementación del SSD ayuda a incrementar la productividad y la rentabilidad de los cultivos, según Cubilla, además contribuye al mantenimiento y recuperación de los suelos, reduciendo los efectos negativos de la erosión, así como también a incrementar el secuestro de carbono orgánico, lo que favorece la reducción de los efectos del cambio climático. “Es decir, otorga grandes beneficios económicos, sociales y ambientales”, resaltó.