La conversación no se limitó a cortesías diplomáticas. Desde el sector privado portugués mostraron una postura clara: quieren conocer de cerca las oportunidades del Mercosur y explorar a Paraguay como plataforma productiva. Y el país, con incentivos fiscales, energía competitiva, estabilidad macro y mano de obra joven, aparece como una opción atractiva para industrias que buscan diversificar sus operaciones. En la mesa se mencionaron sectores con alto potencial: textil, farmacéutico, agroindustria, autopartes y energías renovables.
Para Paraguay, el atractivo también es evidente. Portugal funciona como un canal privilegiado hacia la Unión Europea y cuenta con empresas líderes en energías limpias, logística y manufactura avanzada. El MIC confirmó que existe interés concreto en inversiones relacionadas al hidrógeno verde, un segmento donde Paraguay ya empieza a posicionarse gracias a su matriz energética renovable. Que empresas lusas puedan desembarcar con capital, tecnología y know-how sería un impulso directo para la transición energética local.
Otro punto clave del encuentro fue la posibilidad de organizar una misión empresarial conjunta. La propuesta es llevar a compañías paraguayas a reunirse con sus pares en Lisboa y, en paralelo, recibir delegaciones portuguesas en Asunción. El objetivo: acelerar alianzas, inversiones y joint ventures que permitan escalar exportaciones, cerrar acuerdos industriales y analizar cadenas de valor donde ambos países puedan complementarse.
Desde el lado paraguayo, empresarios de la cadena cárnica, del maíz, de autopartes y de manufacturas livianas ven en Portugal un destino que puede abrir puertas a clientes europeos con exigencias más altas. Si bien el país ya exporta a Europa, la posibilidad de sumar un socio estratégico que entienda el mercado y opere desde adentro sería una ventaja competitiva importante. Además, Portugal busca proveedores confiables y con capacidad de respuesta, dos cualidades que Paraguay viene construyendo en agroindustria y manufactura.
En el plano comercial, el potencial es grande, pero requiere pasos concretos. Hoy el intercambio bilateral es modesto y está lejos de reflejar el tamaño de las oportunidades. El desafío será traducir el interés político-empresarial en inversiones directas, contratos y proyectos a largo plazo. Para eso, Paraguay deberá mostrar seguridad jurídica, simplificación regulatoria y previsibilidad fiscal, demandas recurrentes de inversionistas europeos.
Lo relevante es que ambos actores coinciden en la visión: Paraguay puede convertirse en un aliado estratégico para Portugal en América del Sur, mientras que Portugal puede ser la puerta de entrada paraguaya al mercado europeo. Con el Mercosur evaluando nuevos acuerdos comerciales y Europa buscando socios confiables, el momento parece oportuno para acelerar esta agenda. Si las misiones empresariales se concretan y logran resultados, el país podría sumar un nuevo aliado clave en su estrategia de internacionalización.
En un contexto global donde los países compiten por inversiones y mercados, Paraguay apuesta por diferenciarse ofreciendo estabilidad, costos competitivos y energía sostenible. Portugal, por su parte, busca ampliar su presencia en Latinoamérica con socios que le permitan ganar escala. Si ambas orillas se conectan con proyectos reales, la integración podría traducirse en exportaciones más fuertes, nuevas industrias y mayor dinamismo para la economía.